viernes, 13 de enero de 2023

La importancia del futbol como fenómeno de masas y su incidencia en la salud



La importancia del futbol como fenómeno de masas resulta evidente, lo hemos vuelto a comprobar en el reciente mundial de Qatar, y su incidencia en la salud social es innegable.

Y es que, aunque el deporte en general sea un tema un tanto desdeñado o menospreciado por los intelectuales, especialmente de aquellos que más miramos y admiramos como G. Marañón y Juan M. de Prada, que así lo expresan, tal vez sea porque no han analizado en profundidad su incidencia y calibrado su verdadera dimensión humana.

Es seguro que si Marañón hubiera podido contemplar, como hoy lo podemos hacer por televisión: países y casi el mundo entero, paralizados por un partido de fútbol, incluidos niños, adultos y ancianos, etc, indistintamente de su edad y condición, asimismo presididos por Jefes de Estado, y todos los medios de comunicación enfocados en ello, etc.,  hubiera percibido el profundo significado del deporte en la evolución de las sociedades humanas.

Porque nada de cuanto hace el hombre, que no esté enfocado al mal, es estéril.

Como médico, he podido observar a ún enfermo en fase terminal recuperar toda la atencion y el animo vital durante el tiempo que duró un encuentro de fútbol, algo que no lograba ninguna medicina.

Y es que el deporte en general y el futbol en particular, poseen algunas características:

1- A su través se encauzan, a modo de juego, las energías más primitivas del hombre.

2- Es un medio de comunicación universal, a traves del lenguaje comun de las emociones, y es que hasta en el rincón más perdido del globo se conoce hoy a Messi, Cristiano Ronaldo, etc.

3.- Se favorece la integración social de la inmigración justo en el eslabón más sensible: los niños. El solo hecho de que el mito o héroe deportivo sea Messi, Cristiano, Mbappé, Pelé, etc., resulta más efectivo que cualquier campaña de concienciación antirracista.

4.- Se transmiten valores supremos, por ejemplo el acto simbólico, tan frecuente en  muchos jugadores de santiguarse al salir al campo.  Y es que cuando un ídolo -esto es alguien a quien se admira y por ello susceptible de enseñar por mimetismo- se santigua ante miles de millones de personas, no puede resultar algo intrascendente.

Como tampoco el acto simbólico de besar el anillo conyugal en el momento extremo de la emoción del gol, como lo haría hoy Don Quijote hacia Dulcinea.

Esta noble y trascendente función del deporte se puede visualizar en la calle a través de la imagen: por ejemplo el inmigrante viste de calle hoy, camiseta de fútbol o básquet, botas de baloncesto o gorra americana de béisbol, parece estar gritando: aunque tenga distinto color de piel soy como tú, hijo del mismo Padre”.

Pero como toda actividad humana es dinámica,  algo está cambiando: la información deportiva -no por casualidad presentada casi siempre por informadores con cierto aire infantil-  se enfoca cada vez menos en la victoria o derrota de un equipo y se acerca más al lado humano, a la anécdota, a la persona.

viernes, 9 de diciembre de 2022

Las tres lacras de la Medicina


 

Gregorio Marañón en una sesión clínica con discipulos y colaboradores.

Todas las lacras de nuestra Medicina pueden reunirse en las dos grandes manifestaciones del dogmatismo: una, práctica, el profesionalismo, y otra, teórica, el cientificismo 

Consiste el profesionalismo en el intento, deliberado o no, de convertir en lucrativa, en fuente de riqueza una profesión que, aunque legítimamente remunerada, debe siempre tener sobre su escudo el penacho del altruismo.

Por cientificismo se entiende, en el caso mejor, la fe excesiva en todo lo que viene de la ciencia; y, en el caso peor, se llama así al manejo intencionado de todo lo que no lo es, para pasar por hombre de ciencia y aprovechar indebidamente la prerrogativa que este título supone ante la gente vulgar” *

                                                              *Gregorio Marañón

 

Tiene la Medicina, unas connotaciones que no lleva ninguna otra actividad humana, y que la hace, de algún modo, singular:

1- Que es y será siempre, una ciencia inexacta

2- Que se desenvuelve en extremos de máxima responsabilidad

Estas dos características hacen que se pueda desviar facilmente hacia tres “pilares” falsos, sobre los que apoyar tan pesada carga:

 1-El dogmatismo,  2- El ritualismo, y añadiríamos hoy en día, un tercero que supone el fracaso de los anteriores y por ello el mas grave, es: 3- La desmoralización o desmotivación profesional:

1- El dogmatismo o cientificismo sería la salida más fácil por hallarse en la puerta más accesible, y consiste basicamente en  la falsa ilusión de creer y hacer creer: ciencia exacta aquello que –como el arte- es y será siempre inexacto, cual es la Medicina.

Esta desviación, tal vez resulta mas evidente en España desde que se produjo  la contaminación política de la Medicina por la actual Ley de sanidad, que significaba el paso de paciente a “usuario”, la sustitución de la figura del médico por la del equipo, la clínica por el programa, y el tratamiento por el protocolo; En suma: la despersonalización de la Medicina y cosificación de sus agentes principales: el médico y el paciente.

2- El ritualismo o irracionalismo, seria otra desviación o falso apoyo en que se asienta la práctica médica

Ritualismo que podria resultar positivo en cuanto es externo o simbólico, como el del sacerdote al oficiar el culto, pues el rito es lenguaje exclusivo entre Dios y los hombres;   Pero negativo en cuanto es interno, protocolizado y extremo, como por ejemplo el ritual de hacer exploraciones rutinarias e innecesarias de rx, analíticas, Ecg, Tac, etc., a cualquier paciente que requiere asistencia médica, aunque el motivo sea banal.

3- La desmoralización o desmotivación profesional  (Se incluiría en este concepto, el denominado "sindrome de Burnout")  : 

Aunque su origen puede ser multifactorial, se trata sin duda de la mas grave desviación profesional porque ataca al corazón mismo de la Medicina, o destruye su piedra angular, que es: la vocación o el deseo inherente del médico por curar al paciente, y por ello puede derrumbar por si mismo todo "el edificio";  incidiendo de forma directa en la eficacia terapéutica.

Todas estas desviaciones se podrían resumir en una: la deshumanización o despersonalización de la Medicina y la consiguiente cosificación del paciente y el médico, lo que supone un grave deterioro de la asistencia sanitaria y un claro retroceso social.

martes, 6 de diciembre de 2022

He soñado que se volvía a llamar "médico de cabecera", a los médicos de "atención primaria"

 

"Si tiramos por la borda, como una antigualla más, el concepto sacerdotal del médico, la supremacía de la vocación para ejercer nuestro arte, entonces no tenemos derecho a quejarnos de que se nos exijan responsabilidades por defectos en el ejercicio profesional, que, en realidad, solo pueden resolverse en el ambiente de mutuo amor en que se desenvolvía la Medicina de antaño.

El médico actual no puede compararse, en punto a eficacia profunda, con el viejo médico de familia, que hacía también lo que podía para aliviar el dolor de sus enfermos, pero que, además era el consejero, el confidente y el paño de lágrimas en los hogares a los que era llamado" 

         Gregorio Marañón, Vocación y ética.

 

Recordando a Martin  Luther King en su famoso discurso contra la segregación racial: “He soñado”.  Y creyendo haber leído algo parecido, en algún otro blog médico, referente a la denominada "atención primaria".

Enunciamos este sueño, esperando sea algún día, realidad.

Y es que a veces soñar lo que debería ser una realidad normal, desde una situación de anormalidad y pesadilla, es una forma de esperanza;  Así les pasaba al parecer, a los prisioneros de los campos de concentración, como refiere Víctor Frankl en su libro: En busca del sentido.

- He soñado que se volvía a llamar "médico de cabecera o de familia" a los médicos "de atención primaria"

Que teníamos tiempo suficiente para atender con dignidad a cada paciente en las consultas, y para acudir a sus domicilios cuando era necesario.

Que se volvían a llamar Consultorios médicos y Casas de socorro, a los Centros de salud (etimológicamente deberían ser: de enfermedad) y centros de atención continuada.

Que a los médicos nos volvían a llamar Don José o Doña Rosa, en lugar de: la- el "de la sala 12".

Que al paciente Pedro o la señora María, se le volvía a llamar de usted en lugar del tuteo irrespetuoso y abusivo.

Que los políticos dejaban de utilizar la sanidad como propaganda electoral, y la gestión sanitaria como instrumento de manipulación de masas.

He soñado una Medicina cercana y humana,

que ya existió, y por tanto que es posible

Hoy he soñado que no estaba soñando.