martes, 14 de marzo de 2023

Vitaminas anímicas


Cuando hablamos de “vitaminas”, en este caso queremos referirnos al poder de la palabra como estimulante anímico.

Serian pues, estas palabras como vitaminas para el alma, y citamos aquí algunas que surgen de la mente del ser humano y no las que podemos encontrar directamente en las Escrituras, que es la palabra de Dios.  

Se trata de frases célebres o sentencias formuladas por personas relevantes o que incluso se podrían encontrar en el refranero popular, pero con la señal inequívoca de ser portadoras de Verdad, y por ello eternas y universales.  Y las exponemos, con el atrevimiento del aprendiz que trata de emular al maestro, en este caso "tuneadas" , personalizando quizá por vez primera, en este blog.

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 - "La contemplación del rostro de una mujer, me entusiasma, me mueve y me conmueve y es esto lo que renueva en mí, la tan amenazada esperanza en la condición humana"  *Julián Marías

La contemplación del rostro de una mujer -más aun cuando refleja belleza de alma-  o la sonrisa pura del bebé,  me entusiasma, me mueve y me conmueve, y esto renueva en mí, la tan amenazada esperanza en la condición humana *JFJB. Juan Francisco Jiménez Borreguero .

"Después de toda una vida, me he dado cuenta que lo importante no es la inteligencia sino la bondad”  *Gregorio Marañón en conversación con su hijo.

La bondad en todas sus formas y expresiones, me entusiasma, me mueve y me conmueve, y ello renueva  en mí, la tan amenazada esperanza en la condición humana   *JFJB.

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- "Cada niño al nacer, nos trae el mensaje de que Dios no ha perdido aún la esperanza en los hombres”  *R. Tagore.

A pesar de las miserias del mundo: cada niño que nace, cada día que amanece, cada flor que brota, cada amor que existe: ...  es la prueba palpable  y fehaciente de que Dios ha apostado por el hombre y por la vida   *JFJB

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- “La belleza salvará al mundo”: *Dostoievski,   ...  el amor, que es la otra gran expresión de Dios  *JFJB

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- “Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa
 Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza
 quien a Dios tiene, nada le falta, sólo Dios basta"..  *Santa Teresa. (imposible de “tunear”)

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- “Si comprendiéramos todo, tendríamos piedad hasta de las piedras” *Graham Greene     … pero entonces no seriamos seres humanos, sino Dios  *JFJB

-  "A Dios rogando y con el mazo dando" ,  "Obras son amores y no buenas razones" *Refranero popular.

 Fe sin obras,  es como fuente sin agua  *JFJB

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 - “El humanismo se manifiesta en la comprensión, la generosidad y la tolerancia que caracteriza en todo, que tiempo a los hombres impulsores de la civilización.   Hay que clamar para ensalzar al humanismo, pedir y desear que la juventud sea humanista, o al menos una parte de ella, que bastaría para que se salve el mundo.”   *Gregorio Marañón

Humanismo, generosidad, bondad, verdad, dignidad…: distintos puntos de mirar, diversas maneras de ver, diferentes formas de denominar y señalar el verdadero progreso. *JFJB.

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  • Hay hombres que llegan a la bondad por naturaleza: son afortunados
  • otros llegan por convicción: y son sabios
  • pero hay quienes llegan por naturaleza y convicción: son estos los que marcan el límite en la evolución del ser humano
  • Cervantes, Marañón, Santa Teresa y Martin Descalzo:
  • las cuatro columnas más solidas, fijadas en España, que sostienen el eterno y universal “edificio de la Verdad”

                       *JFJB. 

jueves, 2 de marzo de 2023

Los efectos devastadores de la calumnia y la difamación

El cuervo (Le corbeau) - Tráiler


"Nada consuela tanto al miserable como sembrar la semilla del descrédito y la difamación en los campos mejor labrados"    J.M. de Prada


 En un articulo reciente de J.M. de Prada sobre la película El cuervo (Le corbeau, 1943), se hace un estudio minucioso y lúcido sobre la calumnia y la difamación desde el punto de vista etiopatogenico, esto es: como se fragua y desarrolla, así como los efectos devastadores que genera, tanto a nivel personal como social.

La película gira alrededor de un médico rural y los sucesos que acaecen cuando es acusado falsamente de diversas conductas denigrantes e irresponsables, por medio de cartas anónimas firmadas por “el cuervo”, hasta llegar a destruir su reputación personal y profesional. La dinámica social que se genera en el pueblo llega a ocasionar la muerte de un paciente, que se niega a ser atendido por el médico.

 Recordemos que la palabra griega "diábolos" (diablo) significa "falso acusador o calumniador", viene de "día- vallen" que significa "echar por tierra", "crear desorden y división", lo cual es la descripción exacta de la obra del diablo.

La película, realizada en forma de suspense e hiperrealismo, termina descubriéndonos que básicamente detrás de todo lo que sucede, esta agazapada la envidia y el resentimiento.

Hoy en día, la maledicencia y la difamación son armas de uso común en la denominada "prensa-basura" como ya expusimos en esta entrada anterior: "La caza del famoso: deporte nacional" (08-04-2011), así como en redes.  Pero también se puede observar, aunque afortunadamente no tan frecuente, a nivel laboral o domestico: en las familias, ya sea como consecuencia de conflictos de separaciones y divorcios, o entre hermanos, como también expusimos en esta otra entrada del blog: Bulling familiar: El "cainismo" (21-11-2020).

En todos los casos la destructividad es mayor pudiendo ser devastadora, cuando se actúa sobre la victima de manera conjunta* o no individual y de forma coordinada, pues ello significa la disolución de la responsabilidad personal lo que conlleva ausencia del sentimiento de culpa y la liberación de las mas bajas pasiones (*adquiriendo la potencialidad de "banda organizada" o "masa" , y el efecto "manada")

Por lo demás, la película también nos muestra la importancia del prestigio profesional del médico, que en si mismo es un valor social que hay que defender,  entre otras razones por su carácter terapéutico.

 

Estas son algunas reflexiones luminosas de J.M. de Prada, al respecto:

... Su intención primera es el análisis de la maledicencia como elemento destructor de las comunidades humanas. Y es que la maledicencia, que es siempre el desahogo de un espíritu enfermo, se complace en el contagio corrosivo de su propia dolencia. 

Tan importante como el desprestigio de la persona calumniada, resulta para el maledicente que sus insidias envenenen las almas de las personas que alimentan, sembrando en ellas angustias y vacilaciones, provocando discordias y recelos incurables; encizañando, en fin, la convivencia, hasta convertirla en un campo de minas. Tan condenables como los cuervos que lanzan especies calumniosas son esas gentes imbéciles que contribuyen a su propagación, con frivolidad o regodeo, pensando que la maledicencia es un juego o pasatiempo inocuo, sin medir las consecuencias de lo que destruyen. Sin darse cuenta de que, con su actitud irresponsable, están contribuyendo a que la envidia, el resentimiento y la pura malignidad se entronicen como árbitros de la vida social.

Hay, en efecto, gentes que no pueden vivir sin alimentarse de maledicencias que mantengan despierta su curiosidad malsana. La maledicencia se ha convertido, increíblemente, en el ‘soma’ de los espíritus innobles, que –como les ocurre a los enfermos más mezquinos– se consuelan sabiendo que su enfermedad se contagia a quienes le rodean («mal de muchos, consuelo de tontos»). 

Hoy más que nunca, en volandas de las ‘redes sociales’, la cizaña de la maledicencia prende con una feracidad tropical, a veces porque ‘divierte’ mucho, a veces porque halaga despechos y envidias enconadas. Pero, a medida que la maledicencia se extiende, la sociedad se envilece, las bajas pasiones afloran y lo anegan todo. Y pronto la censura legítima, la sátira ingeniosa no bastan, pues no suscitan el mismo interés morboso que provocan las calumnias que destruyen vidas. Así, azuzadas por los cuervos, las sociedades se convierten en jaurías de hienas que sólo hallan consuelo en lanzar su dentellada sobre la fama ajena.

 Y, por supuesto, las hienas siempre lanzan su dentellada sobre las personas más virtuosas, porque nada consuela tanto al miserable como sembrar la semilla del descrédito y la difamación en los campos mejor labrados.