viernes, 9 de septiembre de 2022

Viviendo tiempos difíciles

 "La maldad y la ignorancia del hombre, no es capaz de frenar el plan divino de Dios. El mal no puede tanto".   (Benedicto XVI.  Homilía, 25 de Marzo de 2012) 

 

Resulta evidente que vivimos tiempos complicados y azarosos, tal vez los más difíciles en la historia de la humanidad: por su singularidad, esto es por la naturaleza de los problemas y por sus dimensiones que afectan a toda la humanidad.

Hay quienes lo saben y entienden, así como hay otros que no lo saben o no lo quieren saber, pero en cualquier caso, todos parecen -parecemos- sentirlo de alguna manera, como se siente el humo por la nariz o como expresa el dicho popular: “se huele a chamusquina”.

Y al igual que todos los seres vivos cuando se hallan frente a peligros o situaciones desconocidas y amenazantes, el ser humano también reacciona de tres maneras:  la adaptación (incluyendo en ella: la negación y el mimetismo), la huida y la lucha, dependiendo de la idiosincrasia de cada uno, así como de sus circunstancias personales y vitales.

Pero en esta batalla, aparentemente tan desigual, nos olvidamos que no estamos solos, pues contamos con la ayuda inestimable e ilimitada del Creador del mundo, que parece dejarnos hacer uso de nuestra libertad hasta un límite, y puede ser que ya estemos llegando a ese punto.