Conocí a Jose Luis Martín Descalzo, siendo estudiante de Medicina, ya desde entonces me pareció alguien con todas las cualidades de los sabios y los santos: sencillez, sabiduría, bondad, esperanza, cercanía, y sobre todo: una ilimitada pasión de generosidad; imagino que algo parecido a otros genios como la madre Teresa de Calcuta.
Mas tarde quiso el destino que fuera el médico de cabecera de su hermana Angelines; Siempre he creído que fui doblemente afortunado al poder conocer de cerca y en vida, a una persona literalmente genial.
Sus libros de Razones: ( Razones: "para vivir", "para la esperanza", "para la alegría", "para el amor", "desde la otra orilla" ) ..creo que son el mejor antídoto contra la depresión y el mejor estimulante de la esperanza.
A menudo he recomendado su lectura a algunos pacientes que se encontraban en la encrucijada del sufrimiento o la desesperación -sin menoscabar otras medidas terapéuticas- pero posiblementese han evitado polimedicaciones y cuantiosas y costosas consultas con psicólogos y psiquiatras .
Mas informacion sobre su vida y obra aqui: http://martindescalzo.enarte.es/index.html
REFLEXIONES DE UN ENFERMO
EN TORNO AL DOLOR
por Jose Luis Martín Descalzo *Juan Francisco Jimenez Borreguero
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José Luis Martín Descalzo vivió sus últimos años la experiencia intensa del dolor, con una enfermedad cardiaca y renal que le mantuvo atado a la diálisis, pero ello no le hizo perder la esperanza, ni la alegría de vivir y servir.
He aquí su impresionante y luminoso testimonio.
Tal vez solo es posible alcanzar la hondura, luminosidad y belleza de estas palabras a través del arte: la pasión de Cristo, en la pintura de El Greco, o en el cine de Tartovski.
*Juan Francisco Jimenez Borreguero
"Afrontar el misterio del dolor es encontrarnos con el misterio del pecado... y con el misterio de la Redención de Cristo" JLMD.
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Cristo con la cruz a cuestas. El Greco |
" El dolor es un misterio. Hay que acercarse a él de puntillas y sabiendo que, después de muchas palabras, el misterio seguirá estando ahí hasta que el mundo acabe. Tenemos que acercarnos con delicadeza, como un cirujano ante una herida. Y con realismo, sin que bellas consideraciones poéticas nos impidan ver su tremenda realidad. La primera consideración que yo haría es la de la «cantidad» de dolor que hay en el mundo. Después de tantos siglos de ciencia, el hombre apenas ha logrado disminuir en unos pocos centímetros las montañas del dolor. Y en muchos aspectos la cantidad del dolor aumenta. Se preguntaba Péguy: ¿Creemos acaso que la Humanidad esta sufriendo cada vez menos? ¿Creéis que el padre que ve a su hijo enfermo hoy sufre menos que otro padre del siglo XVI? ¿Creéis que los hombres se van haciendo menos viejos que hace cuatro siglos? ¿Qué la Humanidad tiene ahora menos capacidad para ser desgraciada?
Los medios de comunicación nos hacen comprender mejor el tamaño de esa montaña del dolor. El hombre del siglo XIV conocía el dolor de sus doscientos o de sus diez mil convecinos, pero no tenía ni idea de lo que se sufría en la nación vecina o en otros continentes. Hoy, afortunada o desgraciadamente, nos han abierto los ojos y sabemos el número de muertos o asesinados que hubo ayer. Sabemos que 40 millones de personas mueren de hambre al año. Y hoy se lucha más que nunca contra el dolor y la enfermedad... Pero no parece que la gran montaña del dolor disminuya. Cuando hemos derrotado una enfermedad, aparecen otras nuevas que ni sospechábamos (cómo olvidar el SIDA?) que toman el puesto de las derrotadas.
En la España de hoy, y a esta misma hora, hay tres millones de españoles enfermos. Y diez millones pasan cada año por dolencias más o menos graves. Pero el resto de sus compatriotas (y de sus familiares) prefiere vivir como si estos enfermos no existieran. Se dedican a vivir sus vidas y piensan que ya se plantearán el problema cuando «les toque» a ellos.
Sabemos muy poco del dolor y menos aún de su porqué. .........
SIGUE ARTICULO COMPLETO AQUI:
http://martindescalzo.enarte.es/reflexiones_enfermedad_descalzo.htm
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