martes, 17 de octubre de 2023

Médicos estrella y médicos maestro




    “Yo respeto la Medicina, porque la amo, y es el amor la fuente suprema del culto, en lo humano como en lo divino. 
    Pero el amor es también, o debe ser también, crítica.
    Solo cuando desmenuzamos en el objeto amado cuanto tiene de deleznable, acertamos a encontrar, allá en el fondo, lo que tiene de imperecedero.”

                                         Gregorio Marañón

 

   Analizar de forma crítica, aspectos de la profesión que uno ama, siempre resulta doloroso pero también es un compromiso moral, y en este caso además: lo prometido es deuda.

   Y es que observamos en la actualidad, el encumbramiento social de un determinado tipo de médicos que denominamos "médicos estrella" y que consideramos, como las estrellas de cine, más personajes artificiosos que parecen buscar los focos para verse iluminados, pudiendo resultar vacuos.

    Ello en contraposición con el médico sabio de siempre, que huye de los focos si no es para dar luz, y su signo patognomónico es la autenticidad y por ende la humildad. Y que denominamos "médicos maestro".

    El médico maestro arrastra una trayectoria vital de verdad, trabajo, estudio y sacrificio, a menudo reflejado en obras forjadas con tesón, vocación y amor.  Pueden ser catedráticos “de los de Verdad” o heroicos galenos anónimos.

    El médico estrella por el contrario, arrastra una trayectoria profesional exteriorizada, jalonada de jefaturas y títulos otorgados por instituciones públicas o privadas, sobre todo del mundo anglosajón, y cuyo meritaje puede ser difuso y arbitrario.
   En el caso de instituciones públicas puede ser por criterios políticos; 
 Y en las privadas, por cualquier circunstancia que valore un consejo de administra-ción de empresa, como por ejemplo poseer apellido frances, catalan o sefardi, si es un centro sanitario gestionado por empresas con tal titularidad o influencia.

  El médico maestro tiene discípulos y crea escuela, aun sin saberlo / El médico estrella tiene colaboradores y crea agencias de colocación.
      - Unos, a la manipulación social lo llaman mentira o error, y la repudian / Y los otros: lo llaman "inteligencia social", y la asumen.
      - Unos son maestros con discípulos / y los otros son jefes con subordinados
     - Unos construyen obras, piedra sobre piedra, con visión de eternidad / Otros oportunistamente asumen trabajos de sus colaboradores.
    - Unos esparcen semillas que serán fruto, que a su vez volverán a ser simiente /  Y otros, como los fuegos artificiales, emiten luces y sonidos que iluminan fugazmente los cielos pero solo dejan estelas de humo y vacío.

    Es fácil ver a los "médicos estrella" brillar en los altares que les brindan los medios de comunicación y las grandes corporaciones financierascasi siempre pontificando sobre todo lo divino y humano, como: el secreto de la felicidad, la longevidad y hasta del sumsum-corda.
   Asímismo escriben -o les escriben- por encargo, best-seller de autoayuda sobre cualquier tema que sea editorialmente rentable.

  El médico maestro busca y se siente atraído por la luz de otros maestros / El médico estrella repele la luz de cualquiera que le haga sombra.

  Hemos de decir en su descargo, que el médico estrella a menudo no lo es por voluntad propia, al menos inicialmente, pues tal vez se ve arrastrado por la corriente de una sociedad vacua de valores y que necesita ídolos de barro.

Asimismo debemos reconocer a compañeros que con su trabajo social honesto de divulgación médico-sanitaria, hacen una labor ejemplar y es una prolongación de su vocación médica.
Al igual que quienes asumen hoy en día, casi heroicamente, puestos de responsabilidad institucional, ejerciéndolos con honor, compromiso y sentido de trascendencia, y  a menudo con no pocas renuncias personales.


sábado, 30 de septiembre de 2023

La Real Academia Nacional de Medicina. RANM: último baluarte del saber médico



“Nuestros académicos del siglo XVIII escribieron en la portada de sus memorias estas nobles palabras:

 “La Sociedad humana no es feliz porque haya uno u otro hombre grande, sino por la copia de los hombres grandes, de hombres instruidos, en las diferentes materias tenidas por necesarias para beneficio de la humanidad”.


“Delante de un niño ningún respeto es nunca suficiente; exige su presencia de la misma pureza, aun en las intenciones, que exige la presencia de Dios.
                                           Gregorio Marañón

    

       Podríamos decir que hay al menos cuatro situaciones donde sentimos recargar las baterías de energía vital y reforzar el sentido trascendente de
la vida y de la vocación,
 y están caracterizadas por ser portadoras de una verdad
inequívoca: 

        1- Rezando ante el altar.  2- Contemplando la belleza.  3- Sintiendo la bondad.  4- Estando en presencia de un niño.

Y añadiríamos una más:
     5- Escuchando a los viejos maestros, especialmente en el templo médico del saber de la RANM

     Escuchar allí a los viejos maestros médicos, es sentir el privilegio de recibir la transmisión de la Verdad de verdad, esto es la que es imperecedera al tiempo y al espacio. Y ello a través del hilo conductor de la historia de la Medicina.
      Y al mismo tiempo poder comprobar como la vejez cultivada puede resultar tan fecunda o incluso más, que la madurez.
Podríamos definirla como una "
madurez refinada" que se ha desprendido de lo superfluo del presente.

   No en vano en todas las civilizaciones y a lo largo de la historia de la humanidad, los viejos maestros fueron siempre guías y templos de sabiduría, así como objeto del máximo respeto.
    A excepción del "último cuarto de hora", históricamente hablando, donde la juventud y la inmadurez son los que guían los destinos de muchos pueblos, y así nos va.


domingo, 17 de septiembre de 2023

¿Sirve para algo la Bioética?


Gregorio Marañón junto al busto de Ramon y Cajal

       La mayoría de los problemas de la llamada bioética profesional que con frecuencia se plantean, casi todos los que promueven tanta bulla en los Colegios de Médicos, deben resolverse con arreglo a la ley común o a las fórmulas, no escritas, de corrección social, a las que todos nos atenemos.
Para los demás, para los verdaderos casos de conciencia profesional, no hay, repitámoslo, ley que valga ni otro juez que la propia conciencia”.

     “... Pero si tiramos por la borda, como una antigualla más, el concepto sacerdotal del médico, la supremacía de la vocación para ejercer nuestro arte, entonces no tenemos derecho a quejarnos de que se nos exijan responsabilidades por defectos en el ejercicio profesional, que, en realidad, solo pueden resolverse en el ambiente de mutuo amor en que se desenvolvía la Medicina de antaño"

  

 Yo no niego la eficacia que puedan tener para algunos los manuales deontológicos.
 Pero me hacen el efecto de aquellos otros manuales que enseñan cómo se debe  conducir en la mesa, en visita o en el trato con las damas, y cómo deben practicarse las reglas elementales de la higiene y de la limpieza.

  Recuerdan otras veces a los artículos inocentes con que comienzan algunas constituciones, ordenando que los ciudadanos sean buenos y felices, o demócratas   y trabajadores.”

 Gregorio Marañón. De su libro Vocación y ética.

       
      Coincidimos con el maestro en que el ejercicio médico como cualquier otro: el periodístico, policial, eclesiástico, etc.,  debería estar sometido básicamente solo a las leyes civiles, aunque en el caso de la Medicina hay que contar con la singularidad que nunca es ni será, una ciencia exacta.
Por eso nos decía también:
    "Pedir cuentas al médico de su fracaso con un criterio científico, como se le pide a un ingeniero que ha calculado mal la resistencia de un puente, es disparate fundamental y es principio totalmente inaceptable”. *GM.

  Dicho esto, tratar de enseñar como asignatura, bioética a un médico, se nos antoja tan chocante como enseñar cursos de moral a los padres para indicarles cómo tienen que tratar a sus hijos o viceversa.

Y es que cuando hablamos de Responsabilidad con mayúscula, no nos referimos a la externa, llamada intelectualmente “Bioética” que se aprende con normas nacidas del derecho legal o el consenso; Sino a la interna, llamada “moral o conciencia” que nace espontáneamente del derecho natural y se presupone en el médico, al igual que el motor en el coche, y el corazón en el cuerpo.

- La moral o conciencia, como la Verdad, es eterna y universal. La bioética como los protocolos, puede ser circunstancial y moldeable, y por ello vulnerable al poder político y social 
- La bioética, término artificioso, estaría hecha a imitación de la justicia, para controlar desde dentro a quienes actúan obnubilados fuera de su conciencia, o que simplemente carecen de ella.

Pero si consideramos la  Bioética como garante y depositaria del eterno y universal código deontológico hipocrático, cobraría todo su valor y significado, pues serviría como el último refugio del médico frente a la manipulación del poder político con sus veleidades en las leyes civiles.

Por lo demás parece evidente, que cualquier desviación en el ejercicio médico: como los derivados de conflictos de intereses, no se debería diferenciar de otras desviaciones como la prevaricación en los jueces, sobornos a periodistas, policías, etc.

Y es que debemos admitir que malos tiempos corren si la justicia tuviera por fin primordial controlar a los jueces; la fuerza pública a los policías, y la bioética a los médicos.

miércoles, 9 de agosto de 2023

Primera lección de Medicina

 

El Dr. Gregorio Marañón pasando visita en el hospital, en presencia de otros médicos y  residentes.

El saber, “el creer”, el sentir y el amar
también se transmiten por mimetismo.
Este es el gran milagro de la Divinidad,
y el gran deber de la humanidad.  *JFJB.

   Tal vez nunca haya sido tan necesario volver a beber de los manantiales donde nace el rio de nuestra vocación.
Ni volver a apoyarse en las columnas que sustentan el edificio de nuestra profesión.
Y es que la Medicina es presente y futuro. 
Pero también pasado: para crecer, "reconducir",... para avanzar.

Por ello resulta siempre actual  -por ser eterna y universal-  recordar la primera lección de Medicina que nos dejó uno de los grandes maestros, Gregorio Marañón:

¿Qué es la clínica?

El juicio clínico se compone de tres factores: intuición, empleo de los métodos científicos auxiliares y rigurosa moralidad.
Si me preguntaran la categoría de estos tres factores, diría que el principal es el tercero, y el último el segundo.
 

¿Qué métodos exploratorios debe manejar personalmente el clínico?

Exclusivamente los referentes a la exploración clásica. Esto en cuanto a los médicos generales. 
Porque los especialistas se fundan precisamente en la ejecución de los métodos exploratorios auxiliares.

 ¿Cuáles son las condiciones o aptitudes que debe poseer y cultivar el clínico?

La vocación y el estudio, como cualidades positivas; la modestia, la ausencia de pedantería, como cualidades negativas.

Gregorio Marañón
Revista: La ciencia y el arte de la Medicina. Madrid. 1959


jueves, 3 de agosto de 2023

La fiabilidad de los estudios "científicos"

 

 

       “Todas las lacras de nuestra Medicina pueden reunirse en las dos grandes manifestaciones del dogmatismo: una, práctica, el profesionalismo, y otra, teórica, el cienticifismo..
     
       Por cientificismo se entiende, en el caso mejor, la fe excesiva en todo lo que viene de la ciencia; y, en el caso peor, se llama así al manejo intencionado de todo lo que no lo es, para pasar por hombre de ciencia y aprovechar indebidamente la prerrogativa que este título supone ante la gente vulgar”
                                                                    Gregorio Marañón


Pero la Medicina seguirá siendo, en su origen y en su esencia, un arte humilde, de observación directa de la Naturaleza, cuyo contacto no puede perderse, pase lo que pase, sin peligro gravísimo de errar. Y ahora bordeamos ese peligro:

He aquí porque en estos últimos años me esfuerzo en destacar el valor de la observación clínica directa frente a la excesiva afición investigadora de los jóvenes, que estimo legítima, que yo mismo he procurado encender, pero que necesita freno.
El freno es el enfermo mismo.


Nada debe plantearse experimentalmente en Medicina que no sea una prolongación del experimento que ya nos planteó la Naturaleza en cada enfermedad.” 

                                      Gregorio Marañón Del libro Vocación y ética


Exponemos aquí un artículo luminoso de Juan Manuel de Prada que refleja una realidad social, ya difundida desde los medios de comunicación general.
 Se trata del submundo de los “estudios científicos” que demuestran lo que haya que demostrar: desde que el agua es de color amarillo o que los elefantes vuelan "a veces"; 
E incluso pueden ser "proféticos" permitiendo adivinar las enfermedades concretas que padecerá el paciente en los próximos años.
Todo ello merced a nuevos estudios o nuevos métodos de investigación mágicos, con "algoritmos" y una "inteligencia suprahumana" cuasi divina, eufemísticamente denominada "artificial".

Y resulta importante incidir en ello, porque estos llamados estudios recientes” publicados en revistas “científicas” -siempre en inglés-, suelen ser recibidos con fe ciega y cierta candidez, especialmente por médicos en formación, pero también a menudo son acogidos de forma acrítica por quienes se sienten más experimentados.

Todo ello dentro de un submundo donde es difícil dilucidar hasta donde llegan los conflictos de intereses.


Timoteca cientifista

JUAN MANUEL DE PRADA

Me pareció muy luminoso un reportaje de Manuel Ansede, publicado hace algunas semanas en el diario El País, donde se denunciaba el «lado más oscuro de la ciencia» y se desnudaba la lóbrega realidad de la ‘producción’ académica. Ansede llegaba a identificar a un profesor español que había publicadodurante el pasado año la friolera de 176 estudios científicos (los celebérrimos papers); es decir, un estudio cada dos días (con domingos incluidos, pues estos caraduras, más laboriosos que el mismísimo Dios, no descansan al séptimo día). Y, a su zaga, había varios estajanovistas del timo que evacuaban más de un centenar de estudios anuales.

Así, engordando currículos académicos con bazofias, se reparten hoy cátedras en España

Ansede afirmaba en su reportaje que un investigador concienzudo publica «una decena de artículos al año como mucho». Diez se nos antoja una cifra desorbitada, pues una investigación concienzuda exige mucho tiempo; pero el mefítico sistema de promoción universitaria se ha hecho depender insensatamente del número de publicaciones, azuzando el refrito, la proliferación de banalidades charlatanescas, el batiburrillo fragmentario, la exposición por entregas de una misma investigación estirada como el chicle, etcétera. Un investigador que desea hacer carrera académica es obligado a publicar en las ‘revistas científicas’ del ramo un fárrago abrumador de trabajos casi siempre prescindibles, casi siempre inanes, casi siempre de recuelo. Esta evaluación ‘al peso’ del trabajo científico acaba, inevitablemente, incubando timos tan variopintos y pasmosos como los de esos profesoruchos que completan un paper cada dos días. Pero, sobre todo, nos depara un paisaje desolador: la universidad concebida como timoteca a granel o –como la describe uno de los profesores denunciantes entrevistados en el reportaje–«macrogranja de gallinas ponedoras de estudios». Falsos estudios, convendría precisar; pues nadie puede completar un estudio sustancioso y dilucidador en dos días, ni tampoco en quince, ni siquiera en cien. Aquella pesadillesca Biblioteca de Babel concebida por Borges, al lado de este ingente fárrago fraudulento, se nos antoja una sucursal del Paraíso.

Una timoteca de tan vastas proporciones, para mantener su ritmo de producción, necesita recurrir a las triquiñuelas más abracadabrantes. El reportaje citado nos revela que muchos de estos investigadores grafómanos firman –a cambio de apoquinar cantidades nada exiguas– trabajos rocambolescos en los que ni siquiera han participado, con ‘coautores’ a los que ni siquiera conocen, oriundos de India o Arabia Saudita (donde, al parecer, se halla el principal centro productor de la ‘macrogranja’). También se nos revela la existencia de mafias de citas, redes internacionales de investigadores de pacotilla que se citan entre sí, para que sus grimosos estudios asciendan artificialmente en los rankings. Y se nos revela, en fin, que existen conglomerados editoriales que agrupan cientos de ‘revistas científicas’, donde cada año se publican miles de bodrios aliñados que sirven a los profesoruchos inescrupulosos para ascender en el escalafón académico. Todo ello sucede en España con el beneplácito de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA), organismo supuestamente encargado de velar por la salud de la universidad española que ha permitido su conversión en un hediondo establo de Augías. Así, engordando currículos académicos con bazofias de este jaez, se están repartiendo cátedras en España; y, como en España, en los países de ‘nuestro entorno’, todos ellos bajo el yugo del infausto Plan de Bolonia. Y son estas bazofias las que están recibiendo fastuosas subvenciones (también públicas) con tal de que aborden los paradigmas que interesan al reinado plutocrático mundial. ¿Nadie se ha parado a pensar por qué los ‘científicos’ se han convertido en una casta de jenízaros dedicados a repetir como papagayos todos los paradigmas –desde el ‘cambio climático’ hasta las ‘teorías de género’, pasando por la ‘vacunolatría’ furibunda– que interesan a la agenda plutocrática?

Por supuesto, el ascenso de los timadores se logra a costa de relegar a los escasos científicos que no se avienen al fraude. Pero esta inmensa y vertiginosa timoteca no sería ni siquiera concebible si antes no se hubiese extendido entre las masas cretinizadas la idolatría cientifista, una nueva forma de superstición que se arrodilla, fervorosa y trémula, ante cualquier mamarrachada proferida por estos farsantes, que la propaganda sistémica presenta como ‘expertos’.
Bastará que esa idolatría o superstición borreguil decayese para que toda esta timoteca se derrumbara estrepitosamente.

XLSEMANAL

lunes, 17 de julio de 2023

La alta tasa de suicidios en mujeres médicos ¿Por qué?


Detrás de este titular grave, se encuentra una realidad dura y difícil de abordar pero necesario de afrontar. Y lo hacemos como continuación del tema anterior.

Partimos de la convicción que, profesionalmente hablando, ser médico es la vía mas directa para ser feliz y vivir con plenitud, aunque como todo lo valioso de la vida, no esté exento de dificultades o excepcionalidades.

Y es que los datos del último estudio* realizado en España sobre suicidios en la profesión médica y singularmente en mujeres (entre 2005 y 2014) resultan inquietantes y hablan por sí solos:  *1*2*3*4*5*6

Por cada médico hombre que se suicida, lo hacen 1,53 médicos mujeres. Respecto a la población general, las médicas tienen un porcentaje de suicidios hasta 8,6 veces mayor que el resto de la población femenina.

Estas cifras serían incluso mayores, si se examinan con detalle. Por ejemplo en el caso de la comparativa entre médicos, se obvia que en el rango de edad en el que se produce mayor incidencia de suicidios (40-60 años), la proporción de mujeres médicos (en 2005-2014), era todavía inferior al de médicos hombres, por lo que las cifras reales serían superiores.
Asimismo en el caso de la comparativa con la población general femenina, también se obvia que en las cifras generales de dicha población se incluían adolescentes, por lo que si se comparara en la misma franja de edad (40-60 años), las cifras se multiplicarían considerablemente.
El hecho de que estos datos sean anteriores al "xsunami pandémico", hace sospechar que lejos de mejorar la situación, se haya agravado.

Llama dolorosamente la atención que sea la única profesión donde el índice de suicidios es notoriamente mayor en mujeres que en hombres. 
No ocurre lo mismo en  otras profesiones, también asistenciales, como: enfermería y demás sanitarios, asistentes sociales, enseñanza, etc., con índices muy reducidos de autolisis. Y ni siquiera en las Fuerzas de orden público que, aunque con cifras absolutas generales mucho más elevadas, pero la incidencia en las mujeres que forman parte de ellas, es proporcionalmente muy reducida, al igual que ocurre en la población general.

Ante estos datos surgen mil preguntas: ¿Por qué, donde, cuando, cómo?  ¿Ocurre solo, o más, en España? ¿En qué especialidades hay mayor incidencia?, etc. 
Y en base a los posibles factores etiológicos se podrían proponer tratamientos preventivos.

A nivel social:

Si bien resulta incuestionable que la feminización de la profesión médica ha supuesto una mejoría y un claro progreso social, cabe preguntarse si a nivel laboral o en clave de felicidad personal, también lo ha sido. 
Ello considerando las condiciones socio-laborales que, hoy en día, conlleva la práctica de la Medicina singularmente la especialidad de Familia, caracterizada por la explotación y el maltrato laboral con incapacidad para conciliar la vida familiar y laboral.
 - A este respecto, resulta esclarecedora la respuesta de la numero uno del MIR cuando la preguntaron por qué había elegido la especialidad de dermatología: !Porque no quiero quemarme y quiero ser feliz! 
Tal vez si mejorasen las condiciones sociolaborales de los médicos, se subsanaría esta trágica realidad.

A nivel personal:

La solución, como diría aquel político, quizás sería: ¡vocación, vocación y vocación!
Tratando de dar un sentido trascendente al acto médico y a la propia vida.
Y una forma de lograrlo seria recuperando el "salvavidas" que nos regalaron al nacer, nos malvendieron durante la infancia y nos robaron en la juventud: hablamos de la fe en Diospues estamos firmemente convencidos que la fe, es la mejor vacuna contra la desesperanza, el miedo y la desesperación.
Porque da respuesta a los grandes interrogantes humanos, desde el sufrimiento a la propia vida.
Existen diferentes medios para lograrlo: como a través de los numerosos "artesanos y obreros de la Verdad" que con su testimonio, su obra y su vida son autenticas semillas: Martin DescalzoGregorio Marañón, etcO desde la propia fuente de las Sagradas Escrituras. 
Pero también a través de la belleza como primera manifestación de Dios, en sus múltiples formas: música, arte, naturaleza, etc. 
Tal vez lo importante sea iniciar la búsqueda y de forma casi invariable, aparece o reaparece el don de la Fe, que también conlleva compromiso.

Por lo demás, habría que admitir que los trabajos -especialmente los más vocacionales- no deberían ser asumidos como una carga o condena, ni siquiera como solo un medio de sustento, sino como un fin en sí mismo,  y  un regalo, por ser vía de realización personal. Y cuyo resultado -como el dolor fecundo del parto- ha de ir indisolublemente unido a la vida y a la felicidad humana.

Enlaces:

lunes, 3 de julio de 2023

La feminización de la profesión médica: cara y cruz de una realidad. Parte 1

Señora doctor" de Lina Morgan (1974)

"Es indudable que que la Medicina, sobre todo en varias especialidades, es uno de los mas aptos carriles para la actividad específicamente femenina".
                          Gregorio Marañon.1928


 Se trata de un tema abordado en distintos estudiosalguno de ellos (*1) refiere que ya en 2018, dos de cada tres MIR en España, eran mujeres y esa tendencia parece que continua in crescendo
*Analizamos en este primer post, "la cara" de esta realidad social. En una segunda parte nos enfocaremos en "la cara oculta o la cruz" de la misma.

Resulta evidente el viraje radical que se ha producido en la profesión médica, y en un periodo de tiempo corto de apenas una o dos generaciones, pasando de ser, antes una profesión ejercida casi absolutamente por hombres, a ahora: mayoritariamente por mujeres.
   Sabemos de centros de salud donde todos sus trabajadores, incluidos los no sanitarios (25, el 100%) son mujeres. Y en otros  -quizás la mayoría-  la proporción no suele bajar del 70%, al igual que en los hospitales.

La pregunta que surge es: ¿Qué ha pasado o cambiado socialmente, para dar este viraje tan radical, en tan corto periodo de tiempo?
   Partiendo de la base, que la capacitación intelectual es indiferente del sexo, y en tal caso estaría condicionada más por factores individuales, parece razonable pensar que si la balanza se encontraba antes desnivelada hacia un lado, tal vez ahora podría estarlo hacia el otro.

Al mismo tiempo observamos que este "viraje" no se ha dado en otras profesiones, como: bomberos, albañiles, camioneros, taxistas, militares, policías, etc. 
Y paradójicamente en otros trabajos ha ocurrido lo contrario, como el de los cocineros, que para triunfar hoy en día, parece ser condición indispensable ser hombre, aunque estos no tengan empacho en confesar que "todo lo aprendieron de sus madres".

Hay una película que describe -en tiempo y lugar- ese cambio de mentalidad, se trata de "Señora doctor" de Lina Morgan (1974), en ella se muestra en clave de humor, el choque social que supuso este cambio, con el rechazo, la desconfianza e incomprensión que debe sufrir una médica rural que va a ejercer a un pueblo, donde antes estaba “Don José”, el médico de toda la vida.
   
Podríamos preguntarnos: ¿Qué es lo que mueve a la mujer, a elegir, hoy en día, preferentemente Medicina?
En los diferentes estudios analizados, se sacan algunas conclusiones, quizá la mas importante seria que la feminización de la profesión médica ha contribuido a humanizarla mas, y sin duda así es, pues la mujer tiende a generar mayor empatía con el ser humano sufriente, al identificarse con la figura materna y por su consustancial esencia ligada a la vida.

  Y acaso el marido un día vuelve a casa enfermo y tiene que pasar largo tiempo inmóvil y doliente (...). Entonces la mujer se transforma en un ser sobrenatural. 
 Los remedios más poderosos, las maniobras sabias de los médicos no pueden compararse, en eficacia con la simple presencia, tacita, fresca, lenitiva, de la mujer".

                                   Gregorio Marañón

*1 Feminización en medicina: liderazgo y academia

martes, 20 de junio de 2023

Tres tipos de médicos


Basándonos en las palabras del maestro Dr. Manuel Diaz Rubio, podríamos decir que existen tres tipos de médicos/as o tres formas de vivir -o no vivir- la Medicina, y se definen básicamente con tres verbos: tener, estar y ser.

- El 1º sería: quien tiene el título de Medicina y se dedica a otras labores ajenas o contrapuestas a la misma, como: la economía, la política, el mundo del espectáculo, etc.

- El 2º sería quien está de médico estrictamente el tiempo justo que dura su jornada laboral "de 8 a 3".
(Partiendo de la base que siempre es necesario el descanso, así como la regulación de la actividad laboral)

- Y el 3º sería quien  es médico y se siente como tal las 24 horas del día, los 365 días del año. Se podría decir que lleva incorporado a su ADN el “ser médico”, manifestándose de forma directa o indirecta en su vida.
Incluso va más allá de su propia existencia; El ejemplo más representativo sería el maestro Don Gregorio, cuyo deseo era que las palabras póstumas para ser recordado fueran solo: "Gregorio Marañón médico”.

  Y es que cuando la condición de médico” se funde en el alma, se hace ya   impermeable a las dimensiones del tiempo y el espacio.
  Es lo que expresamos una vez con estas otras palabras, que felizmente han tenido eco entre nuestros hermanos hispanos del otro lado del charco:

No existen fronteras para el médico: su pasaporte es universal, carece de caducidad y tiene una sola nacionalidad: la Humanidad.


*Habría asimismo algunos subgrupos, como el de "médicos estrella"  en contraposición a los "médicos maestro",  y que abordaremos en otro articulo, D.m.

sábado, 13 de mayo de 2023

Crisis de la Medicina hospitalaria ¿Qué crisis?


A raíz de este enunciado, podrían surgir tres cuestiones:

1- "Crisis ¿Qué crisis?". Se basaría en la respuesta psicológica de la negación, y seria porque "Desde dentro, los arboles no dejan ver el bosque" 
2- "Siempre ha habido crisis". Se basaría en la adaptación, pero obvia que todas las crisis tiene un origen, desarrollo y desenlace, y estaríamos tal vez en la última fase evolutiva, requiriendo en cada una de ellas, un tratamiento.
3- "Vale, pero ¿y donde no hay crisis?”.. pues también la hay en la justicia, la política, la educación, la familia, etc. Y aunque esto sea cierto, pero induciría a la resignación, y como dice el refrán: “mal de muchos, consuelo ..”. 

Lo cierto es que como todas las enfermedades -también las sociales- seria necesario un diagnostico etiopatogenico para proponer un tratamiento, pues no podemos olvidar que existe también un gran tejido productivo "sano", y en base al mismo, es posible regenerar todo lo enfermo, asumiendo que tal vez haya "tejido gangrenado".

Existen numerosos informes realizados por expertos, pero si tuviéramos que reducirlo a dos hechos etiológicos, diríamos: 
1- L
a disolución de la responsabilidad profesional. "Se diluye como la tinta en el mar" 
2-
 La relativización o desaparición de la verdad científica. Esto es: todo puede ser verdad dependiendo del cristal con el que se mire, o dicho en lenguaje mas claro: “dime lo que quieres demostrar en tú estudio, y te diré los sesgos necesarios"

A nivel hospitalario se ha producido asimismo una disolución y protocolización de la responsabilidad profesional. Y por ejemplo, donde antes había maestros que tenían discípulos y creaban escuela, ahora hay jefes que ya no son referentes, y si antes era "Don José" ahora es "Pepe".
Pero a su vez dentro de cada jefatura se crean otras tantas "jefaturas-bis", aunque algunas sean para ser solo "jefes de sí mismos". El resto de médicos son "reclutados" mayoritariamente en los residentes, siendo estos el engranaje real de la maquinaria hospitalaria.

Por lo demás, el mérito profesional ha dejado de ser evaluado en general, por pruebas objetivas de conocimientos como oposiciones, pasando a serlo mas por criterios vagos como número de publicaciones en revistas médicas, aunque sea figurando en “décimo segundo lugar”
Estos "trabajos" publicados pueden ser de lo más variopinto y disparatado (Cuanto mas disparatado, mayor difusión tiene) dentro de un submundo, donde es difícil dilucidar hasta donde llegan los conflictos de intereses.

Todo esto generaría una dislocación de la responsabilidad profesional y un eclipse de la verdad científica, dos signos típicos de nuestro tiempo.
Afortunadamente el acto médico, por su propia esencia, seguirá siendo siempre trascendente.