Pero si tuviéramos que expresar el sentir más común de los
médicos que trabajan en centros de salud en España o en la denominada atención primaria, seria:
desmoralización, desesperanza, impotencia, y la resignación como respuesta, quiza por
falta de fuerzas para seguir luchando contra estructuras político-sanitarias que
parecen perpetuas así como sus medidas injustas e irresponsables. (Nos recuerda a lo que nos expresó una
paciente: "que se sentía como una mosca
atrapada en un vaso, que después de
mucho luchar para salir y golpearse contra las paredes del vaso en cada
breve vuelo, se cansa ya de luchar y se queda inmóvil" )
Basta leer en la blogósfera medica, los escasos referentes que quedan y que antaño eran multitud y desbordaban efervescencia intelectual. O en los grupos de wasap profesionales, donde se respira ese mismo sentimiento de pesimismo, impotencia y resignación.
Algunos de ellos continúan y nos muestran más explícitamente esta realidad: como refiere Sergio Minué en su blog El gerente de mediado : "Es el tiempo del agotamiento, la decepción y la ira en AP, el año en que los profesionales vieron cómo se intensificaba la crítica respecto a su trabajo por parte de buena parte de la sociedad, mientras que los responsables políticos hacían oídos sordos a sus necesidades de reforzamiento y miraban hacia otro lado del sistema sanitario" , o La consulta del doctor Casado: "Hacia una nueva narrativa", tambien en ATensión Primaria: "80 menos", etc.
Hay que decir que este sentimiento de frustración no es
nuevo sino cronificado puesto que llevamos años expresando esta realidad desde todos los cauces posibles, lo que tal vez si seria nuevo, es el sentimiento de derrota o desesperanza.
Pero al igual que el compañero Salvador Casado con su reflexión final, algunos somos optimistas, tal vez por tener marcado a fuego el hierro cristiano, y por eso albergamos la esperanza y el total convencimiento de que esto, tan solo será un malo y corto trayecto, en el largo camino del acontecer humano.
Y siguiendo el
ejemplo de la mosca, creemos que en realidad esta no se golpea contra un vaso
sino contra el cristal de una ventana, hasta que descubre que hay otras abiertas
y puede salir.
Y es que estamos convencidos que la figura del médico de
familia o de cabecera, es socialmente imprescindible, y ha sido, es y será siempre, el pilar más sólido sobre el que asienta la asistencia sanitaria, representando uno de los avances más importantes
de la civilización, como ya lo
expresamos de manera más exhaustiva y clara en esta entrada:
Desde el punto de vista
asistencial, es el médico de cabecera, quien está mejor situado para abordar,
desde una perspectiva global y a la vez cercana y precisa, al paciente pues
puede enfocarle en su triple dimensión: personal, familiar y social -e incluso a veces tambien espiritual- y por tanto con una mayor capacidad de resolución diagnóstica y
terapéutica.
Estamos convencidos que el médico de cabecera significa el futuro de la Medicina porque representa el verdadero progreso humano, que no solo es tecnológico ni siquiera de bienestar personal y material, sino que esta fundamentalmente ligado al reconocimiento de la Dignidad intrínseca del ser humano, y eso, fuera de la relación maternal o divina, solo lo representa la acción del médico de cabecera.
"No hay que olvidar que la maxima expresión de vitalidad en la naturaleza, es la resistencia".
Gregorio Marañón