viernes, 11 de abril de 2025

El sindrome de estocolmo social y la traición de Judas

 

 Gregorio Marañón 
 

     En estos días, en los que se vive la Semana Santa en nuestro país, es tradición sobre todo en Andalucia, una manifestación única en el mundo y de gran belleza y significado: se trata del Pregón de semana santa.
      Muchos Colegios de médicos se suman a esta expresión,
como ya expusimos en la entrada:  El significado de la Semana Santa para los médicos

       En este contexto resulta oportuno analizar el "síndrome de estocolmo social"  desde la visión que nos aporta el maestro Gregorio Marañón, en torno a la traición de Judas y la negación de Pedro.

    Se trata tal vez de la enfermedad social de mayor trascendencia en nuestro tiempo (aunque siempre ha existido como nos describe el maestro), porque se halla detrás de muchas conductas aparentemente incomprensibles, indignas y miserables -casi siempre en forma de traición-, que afectan al ser humano cuando se halla en la encrucijada del miedo.  Ya sea este desencadenado por presiones sociales como terrorismo, sectarismos, acosos (laborales, familiares o  institucionales...) etc., o simplemente por estrategias de manipulación social.

     Conocer su posible etiopatogenia puede resultar valioso y saludable porque evita condenas, rencores  y sufrimientos, y es que como decía Graham Green:
     “Si conociéramos el verdadero fondo de todo, tendríamos compasión hasta de las estrellas".

    No hemos encontrado un análisis más certero de la posible etiopatogenia de esta patología social, que la que expone el maestro Don Gregorio, y del que extraemos estas palabras:

 ”Y el discípulo exclamó “Maestro, eran todos unos Judas”.

    “El maestro tardó un rato en contestar y al cabo de unos minutos dijo así a su discípulo: No, no son unos Judas, amigo mío, son solamente Pedros.

     Fíjate en que me han negado, no porque fueran malos, sino porque tenían miedo: El hombre no está hecho para desafiar el peligro más que cuando sus instintos son más fuertes que el miedo.
     Y ciertamente la dignidad no es un instinto, sino una cualidad brillante que llevamos como una condecoración en las grandes paradas de la humana vanagloria, pero que, cuando pasamos por un trance arriesgado, nos olvidamos de colocar sobre nuestra carne pecadora.
    Pero el instinto sin un gran antídoto de experiencia es invencible y nos conduce ante el peligro, a renegar.
    Mas renegar no es traicionar: Renegar es más fácil y está al alcance de todos los hombres. Traicionar es más difícil: se necesita para una buena traición tanto arte como para conquistar una ciudad murada.
   El perjurio de Pedro lo hubiera cometido igual cualquiera de sus otros discípulos.    
        Aquella sutil y sacrílega traición, solo Judas la pudo cometer.”

Gregorio Marañón
(De su articulo “Pedro y Judas”, La Nación. Buenos Aires 1937, Obras Completas, IV, pág. 365.)


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