Detrás de este titular grave, se encuentra una realidad dura
y difícil de abordar pero necesario de afrontar. Y lo hacemos como continuación del
tema anterior.
Partimos de la convicción que, profesionalmente hablando, ser médico es la vía mas directa para ser feliz y vivir con plenitud, aunque como todo lo valioso de la vida, no esté exento de dificultades o excepcionalidades.
Y es que los datos del último estudio* realizado en España sobre suicidios en la profesión médica y singularmente en mujeres (entre 2005 y 2014) resultan inquietantes y hablan por sí
solos: *1*2*3*4*5*6
Por cada médico hombre que se suicida, lo
hacen 1,53 médicos mujeres. Respecto a la población general, las
médicas tienen un porcentaje de suicidios hasta 8,6 veces mayor que el
resto de la población femenina.
Estas cifras serían incluso mayores, si se
examinan con detalle. Por ejemplo en el caso de la comparativa entre médicos,
se obvia que en el rango de edad en el que se produce mayor incidencia de
suicidios (40-60 años), la proporción de mujeres médicos (en 2005-2014), era todavía inferior al
de médicos hombres, por lo que las cifras reales serían superiores.
Asimismo en el caso de la comparativa con la población
general femenina, también se obvia que en las cifras generales de dicha
población se incluían adolescentes, por lo que si se comparara en la misma franja
de edad (40-60 años), las cifras se multiplicarían considerablemente.
El hecho de que estos datos sean anteriores al "xsunami pandémico", hace sospechar que lejos de
mejorar la situación, se haya agravado.
Llama dolorosamente
la atención que sea la única profesión donde el índice de
suicidios es notoriamente mayor en mujeres que en hombres.
No ocurre lo mismo en otras profesiones, también asistenciales, como:
enfermería y demás sanitarios, asistentes sociales, enseñanza, etc.,
con índices muy reducidos de autolisis. Y ni siquiera en las Fuerzas de orden público
que, aunque con cifras absolutas generales mucho más elevadas, pero la
incidencia en las mujeres que forman parte de ellas, es proporcionalmente
muy reducida, al igual que ocurre en la población general.
Ante estos datos surgen mil preguntas: ¿Por qué, donde, cuando, cómo? ¿Ocurre solo, o más, en
España? ¿En qué especialidades hay mayor incidencia?, etc.
Y en base a los posibles
factores etiológicos se podrían proponer tratamientos preventivos.
A nivel social:
Si bien resulta incuestionable que la feminización de la profesión médica
ha supuesto una mejoría y un claro progreso social, cabe preguntarse si a
nivel laboral o en clave de felicidad personal, también lo ha sido.
Ello considerando las condiciones socio-laborales que, hoy en día,
conlleva la práctica de la Medicina singularmente la especialidad de Familia,
caracterizada por la explotación y el maltrato laboral con incapacidad para
conciliar la vida familiar y laboral.
- A este respecto, resulta esclarecedora la respuesta de la
numero uno del MIR cuando la preguntaron por qué había elegido la especialidad
de dermatología: !Porque no quiero quemarme y quiero ser
feliz!
Tal vez si mejorasen las condiciones sociolaborales de los
médicos, se subsanaría esta trágica realidad.
A nivel personal:
La solución, como diría aquel
político, quizás sería: ¡vocación, vocación y vocación!
Tratando de dar un sentido trascendente al acto médico y a
la propia vida.
Y una forma de lograrlo seria recuperando el "salvavidas" que nos regalaron
al nacer, nos malvendieron durante la infancia y nos robaron en la juventud: hablamos
de la fe en Dios, pues estamos firmemente convencidos que la fe, es la mejor vacuna contra la
desesperanza, el miedo y la desesperación.
Porque da respuesta a los grandes interrogantes humanos, desde el sufrimiento a la propia vida.
Existen diferentes medios para lograrlo: como a través de los numerosos "artesanos y obreros de la Verdad" que con su testimonio, su obra y su vida son autenticas semillas: Martin Descalzo, Gregorio Marañón, etc. O desde la propia fuente de las Sagradas Escrituras.
Pero también a través de la belleza como primera manifestación de Dios, en sus múltiples formas: música, arte, naturaleza, etc.
Tal vez lo importante sea iniciar la búsqueda y de forma
casi invariable, aparece o reaparece el don de la Fe, que también conlleva compromiso.
Por lo demás, habría que admitir que los
trabajos -especialmente los más vocacionales- no deberían ser asumidos como
una carga o condena, ni siquiera como solo un medio de
sustento, sino como un fin en sí mismo, y un regalo, por ser vía de
realización personal. Y cuyo
resultado -como el dolor fecundo del parto- ha de ir indisolublemente
unido a la vida y a la felicidad humana.
Enlaces:
Gracias Juan por la valentia de tratar un tema tan duro, como dices, y como siempre por extraer lo mejor de lo peor, Al margen de estos datos objetivos que indican que socialmente hay muchas cosas que cambiar o arreglar; Hay que decir también que la mayoría de medicas al igual que los compañeros, estamos en general felices y realizadas con nuestro trabajo y luchando tambien cada dia por hacer de nuestra profesión compatible con nuestra vida familiar Un abrazo
ResponderEliminarGracias Isa por el comentario estimulante y como siempre, agrandado por la amistad.
EliminarLa verdad es que es un tema que me resultaba muy duro y difícil de tratar pero que me sentía en el compromiso de abordar , porque me parece que no se puede permitir esta situación aunque sea excepcional. Pues ambos sabemos que, profesionalmente hablando, ser medico es la vía mas directa para ser feliz y pleno en la vida, Aunque como todo lo valioso en la vida, conlleve también dificultades a veces.
Amigo Juan, escribí hace tiempo sobre los suicidios en médicos en el apartado «Medicina, estrés y suicidio» de una entrada sobre el suicidio en general:
ResponderEliminarhttps://medymel.blogspot.com/2011/01/en-torno-al-suicidio.html
Desconocía que la tasa de suicidios en profesionales de la medicina fuese mayor en mujeres, pues el sexo masculino se considera factor de riesgo en el suicida. Podría explicarse por la feminización de la medicina y quizá por una mayor sobrecarga estresante extralaboral en las mujeres que se une fatalmente a la laboral. Habría que determinar las verdaderas causas para abordar el problema.
Quise decir «factor de riesgo suicida».
ResponderEliminarGracias querido amigo Jose Manuel por contextualizar mas el tema. Si, recordaba que en distintas ocasiones habias tratado el tema. Sin duda es un gran dilema difícil de asumir que sea la única profesión donde la incidencia femenina es notoriamente mayor y debe haber causas concretas, que ojalá se estudien y aborden.
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