martes, 11 de marzo de 2014

La importancia de admitir los errores


Escrito de Gregorio Marañón
Siempre es un ejercício de humildad y hasta sabiduría, admitir y asumir los errores, lo que nos puede hacer mas tolerantes y humanos. 

A este respecto, estas palabras del maestro G Marañón, lo dicen todo: 
 “Errar, verbo simbólico que significa al mismo tiempo vagar y equivocarse: los dos grandes maestros de la vida.
Haber errado mucho y no tener intención de engañarnos. No hace falta más”.

“Porque las obras imperecederas no se hacen solo con virtudes, sino también con defectos:
Decidme una sola grande empresa humana en la que la dureza, la arbitrariedad, la vanagloria y el orgullo no hayan servido de nervio a las virtudes teologales para engendrar la inmortal creación”.
Es frecuente ver en los grandes creadores, errores en su escritura: palabras tachadas e ilegibles, flechas que las unen entre líneas, cambios de dirección, etc. 







Es, porque el camino empedrado de la creación -que es el de la Verdad- está forjado con rocas, algunas que se han de pulir, otras saltar, y aun hay otras piedrecillas que se meten a veces en el zapato y molestan al “caminar”.

Y también existen las que son lanzadas con el “tirachinas” de la envidia o con la “honda” del resentimiento, pueden ser éstas las más dolorosas por venir de la mano del hermano ciego o tal vez cojo.

Pero sonrozaduras”, quizás a la larga estimulantes, pues no llegan nunca al corazón y  cicatrizan al instante cuando éste se halla revestido de “la generosidad”, que no es sino el  acorazado manto de Dios”.



jueves, 6 de marzo de 2014

La poesia y el humor, su efecto saludable

Después de varias entradas que podríamos catalogar de alto voltaje,  creemos necesario y hasta saludable hacer una toma a tierra, y para ello nada mejor que recurrir a la poesía... o a su primo hermano del pueblo: el humor.

En este caso, de la mano de estos dos genios del humor hispano y universal: Cruz y raya.

Una toma, sobre "poesia" :

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Y la otra, sobre "sociologia" :
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martes, 4 de marzo de 2014

Ser médico de a. primaria en España, como "factor de riesgo"

 


Lo hemos dicho muchas veces y todos lo sabemos:  ser médico de atención primaria en España -en la actuales condiciones laborales- es un factor de alto riesgo, desde el punto de vista de la salud laboral.
Y la realidad parece que nos lo recuerda a veces -como alarma- para indicarnos que "algo tenemos que hacer".

Como el caso que vimos, días pasados, en nuestra consulta:
Paciente, varón de 46 años que había presentado días antes, un cuadro de cardiopatía isquémica: infarto agudo de miocardio, lo que requirió ingreso hospitalario urgente y tratamiento con angioplastia, etc.
Antecedentes personales, aparentemente sin interés: padre de familia con tres hijos, normotenso, análitica general normal, no fumador, no obesidad, no sedentarismo  y ningún factor de riesgo conocido... excepto "que es médico de atención primaria en un centro de salud de Madrid"  y atiende a más de 40 o 50 pacientes diarios, en las condiciones infrahumanas que todos conocemos.
Afortunadamente, en este caso, "pudo contarlo" pues fue posible diagnosticarle y trasladarle a tiempo, y había un hospital muy cercano a su domicilio.

No fue así en el caso de otros compañeros, como el de un querido amigo que murió asimismo de un infarto de miocardio, en su domicilio, recién llegado de su trabajo después de atender a mas de 60 pacientes y recorrer 90 Km.
A pesar de que durante su jornada laboral ya se quejó de dolor en el pecho y así se lo refirió al compañero enfermero, y este asímismo lo testificó,  no se obtuvo ningún reconocimiento oficial.
Como teoricamente ocurrió después de la jornada laboral, y además era suplente, no obtuvo ninguna protección social para su familia, dejando viuda y tres hijas (la menor entonces de 2 años).

Son múltiples los casos de patologías limitantes, invalidantes o mortales (ictus, infartos, etc, incluidos accidentes de trafico) que ocurren durante o después de inhumanas y deshumanas jornadas de explotación laboral, y con una clara relación causa-efecto.

Y nos obliga a reflexionar, en que sociedad vivimos: en la que  para poder servir a los demás, como médico -después de mas de 10 años de formación- necesariamente ha de llevar una condena política de sobreexplotación laboral y una amenaza latente de muerte, invalidez y desprotección social de las familias.