Existe numerosa bibliografía que relaciona la obra del Quijote con la Medicina, ello no parece ajeno a la circunstancia de que Cervantes fue hijo de "cirujano y sangrador", lo que sería equivalente a practicante, y asimismo nieto de médico, y al parecer desde niño fue ávido lector de todo tipo de obras literarias, incluyendo los libros de Medicina de la época, que se encontraban en su casa.
Es por eso, por lo que en el Quijote aparecen numerosas referencias médicas: sobre la etiología, patogenia, clínica, prevencion o tratamientos de enfermedades, y siempre expuestas con la natural clarividencia de la obra universal.
Grandes médicos como Tomás Sydenham, considerado el Hipócrates de la Medicina anglosajona, recomendaba a sus alumnos leer el Quijote para aprender a ser médicos, por no dhablar de nuestro maestro Gregorio Marañón, que diseccionó en numerosos artículos el Quijote, de hecho cuando le preguntaron en una entrevista que se llevaría a una isla desierta, dijo tres libros: la Biblia, el Quijote y un buen libro de poesía
Exponemos aquí, para quien lo desee descargar, un libro interesante escrito por el Dr. José A. Rosell Antón, titulado: “Cervantes, el médico que no fue”, para llegar a la conclusión de que en verdad si lo fue, ademas de médico del alma.
Hacer clik para descargar gratis: "Cervantes, el médico que no fue"
Y esta, es una introducción más pormenorizada del mismo:
Cervantes, lector formidable desde su infancia y juventud, se instruyó en los clásicos griegos y latinos, en los literatos, médicos y humanistas de su época, hecho que impactaría en su conocimiento facilitándole las enseñanzas médico-terapéuticas del momento.
Es posible que también conociese el ambiente charlatán y curandero, pero no compartió sus ritos. Vivió las etapas difíciles del movimiento científico de los siglos XVI y principios del XVII; época en la que la medicina era muy rutinaria en nuestro país teniendo que importar las nuevas ideas del extranjero; enseñanzas que se impartían sobre todo en las universidades de Alcalá, Salamanca, Sevilla y Valladolid.
Su azarosa vida: los fracasos domésticos y profesionales, junto a sus enfermedades, le llevó a un final desafortunado e infeliz. Si nos hacemos preguntas sobre su preparación médico-intelectual, las respuestas se encuentran en los pasajes de su obra. Cervantes fue un moralista, un analista del personaje como conspicuo psicólogo, un sentimental, pues trató de exponer lo que intuía de su esencia; sobre todo se mostró como un humanista: fue un quijote.