viernes, 17 de mayo de 2013

El paciente niño

Gregorio Marañón atendiendo a una niña junto a su madre, en el Hospital


La Verdad fluye desde el interior, en el que la busca: el naturalista, en este caso el médico, y en el que la porta: el niño.

Viendo esta imagen, nos llega a la memoria, aquello que Alguien dijo una vez:  “Dejad que los niños se acerquen a mí”.

Estas hermosas palabras del maestro G. Marañón son especialmente luminosas  :
"Delante de un niño ningún respeto es nunca suficiente; exige su presencia de la misma pureza, aun en las intenciones, que exige la presencia de Dios "
       G. Marañón

No hay comentarios:

Publicar un comentario