Gregorio Marañón atendiendo a una niña junto a su madre, en el Hospital |
La Verdad fluye desde el interior, en el que la busca: el naturalista, en este caso el médico, y en el que la porta: el niño.
Viendo esta imagen, nos llega a la memoria, aquello que Alguien dijo una vez: “Dejad que los niños se acerquen a mí”.
Estas hermosas palabras del maestro G. Marañón son especialmente luminosas :
"Delante de un
niño
ningún respeto
es nunca suficiente; exige su presencia de
la misma pureza, aun en las intenciones, que exige la presencia de Dios "
G. Marañón
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