En algunos centros de salud de Madrid ya se nos está enseñando su elaboración, uso y funcionamiento, para instalarse en
las próximas semanas definitivamente, y como paso previo a su instauración general en toda la
comunidad.
Se trata de un pequeño paso administrativo, pero
intuimos que un gran paso de gigante para la atención primaria, y en especial para los dos principales
protagonistas del acto médico: el paciente, ganando tiempo,
autonomía y calidad de vida, y el médico, facilitando la labor clínica y haciendo
mas eficiente y fecundo el propio acto médico.
¿Pero quienes son los grandes perdedores?:
Pues a priori, todos los
sectores que se han beneficiado o se encontraban muy cómodos en la actual situación: aquellos cuya labor principal hasta ahora, era el simple canje de cheques-descuento o cheques-regalo y que ahora deben asumir mas responsabilidades y tiempo, y todo el mundo y submundo que se mueve alrededor de contratas-subcontratas de material informático: impresoras, papel, tonner de tintas, etc.
También los políticos, que les era muy cómodo tener a la masa
social preocupada y ocupada en acudir a centros de salud, y de paso rebajar la función del médico a tareas de ordenanza, repartidor y pasante de tikets-descuento.
Sorprende la facilidad de elaboración y la sencillez de su uso y manejo, comparado con
el rompecabezas actual para hacer algunas recetas crónicas, lo que sugiere algún gol que se ha colado o
algún relajo en el habitual componente sádico de los creadores de estos software informáticos.
¿Porque no se ha instaurado antes, teniendo en cuenta que ya se anunció como inminente hace varios años, y ya lo está en otras regiones de España?
Para comprenderlo, tal vez habría que enfocarse
en los sectores que se encontraban o se encuentran cómodos con la actual situación.
Pero en cualquier caso, lo cierto es que la receta electrónica parece que llega para quedarse, y
por eso entonamos un: ¡ALELUYA!
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