miércoles, 7 de agosto de 2013

La necesidad del descanso, tambien para los médicos





Solemos admitir que las personas necesitamos comer, beber, dormir, movernos... etc., pero hay otras necesidades, no menos importantes y que a menudo no reconocemos: por ejemplo la necesidad de descansar, especialmente durante la jornada laboral y tambien en vacaciones.
Y es que, pocas cosas hay tan humanas y a la vez tan divinas como el descanso..., ya en el libro eterno se nos dice que al hacer el mundo “el Creador, al séptimo día descansó".

El descanso es necesario en todos los trabajos: desde los que conllevan mayor esfuerzo físico o mental, desde los mas conocidos a los menos reconocidos -pero mas valiosos- como son los que se realizan desde la base del amor (amas de casa, cuidadores de familiares, etc.). Y es importante porque sirve para reponer fuerzas, preservar la salud y hasta para prevenir accidentes laborales, por eso esta regulado por Ley, siendo un derecho y teoricamente tambien un deber.
Por ejemplo los conductores de autobuses o camiones deben descansar cada dos horas; respecto a  los obreros de la construcción se constató que aquellos que no descansaban y no se tomaban “el bocadillo” a media mañana se caían mas de los andamios o tenían mas accidentes, de ahí nació la obligatoriedad y el derecho legal del descanso.

Lo mismo ocurre con los trabajos que requieren más atención mental o mayor carga de responsabilidad como el de los médicos, para ellos, el descanso de 20 o 30 minutos a mitad de la jornada, sirve para “reponer fuerzas” y también para mejorar la calidad de la atención preservándose con ello la salud y la seguridad de todos.  
Por desgracia, en el caso de los médicos de atencion primaria en España, tal descanso casi nunca es posible, dada su actual situación de sobreexplotación laboral.

El descanso está ahí desde siempre: ya en la escuela se cuenta con el recreo e intervalo entre cada clase; los estudiantes para rendir mas deben descansar cada cierto tiempo, aunque sea unos minutos, y los que dan conferencias saben que si se alargan, los oyentes comienzan a dormirse o “a pensar en las batuecas”. 
Se ha constatado por algunos estudios, que a partir de los 20 minutos, la capacidad de atención comienza a disminuir, y a medida que se sobrepasa dicho tiempo, se reduce aun más.
Recordemos que hasta los futbolistas deben descansar a los 45 minutos.. y también los aficionados, para poder mantener la atención y pasión durante todo el partido. 

Pero el descanso, como todas las cosas valiosas de la vida, ha de tener un control y una medida, y es que  a veces también “hay que descansar del descanso. Todos hemos vivido la experiencia de oir en un organismo publico: “se fue a desayunar” y tras varias horas de espera, “seguir desayunando”, de esos casos aislados, tal vez provenga el desprestigio social del descanso.

Pero hay que reivindicar sin complejos, el descanso laboral, no solo como un derecho legal reconocido sino también como un acto de compromiso social con la salud y la seguridad de todos, sabiendo que para que sea eficaz y fecundo debe ser realizado con responsabilidad.
A este respecto, el maestro del humanismo médico Dr.Gregorio Marañón nos decía: 
La rapidez, que es una virtud, engendra un vicio, que es la prisa” 
“El  trabajo sin prisa es descanso para el organismo“ 
A lo que podríamos añadir lo que nos dice la sabiduría popular “Las prisas no son buenas para nada, y menos aun, respecto a la salud y seguridad de las personas.


domingo, 4 de agosto de 2013

La "extraña" relación de los médicos con los libros

Gregorio Marañon, leyendo un libro.

La actitud de un hombre frente a un libro es sagrada,
 y semejante a la del hombre ante el altar: 
en ambas busca, halla y…se encuentra.

Aunque todo pasa y todo queda ... y las nuevas tecnologías suponen un cambio en el concepto de la comunicación humana, pero la relación del lector con el libro siempre sera singular y sagrada, muy parecida al sentimiento de la amistad;  y en el caso del médico lector, tal vez sea mas intensa y singular si cabe,  por juntarse dos trayectorias vitales intensas como si de un choque de trenes se tratara.

Nuestro maestro de cabecera G. Marañón lo explica mejor con estas luminosas palabras referidas a los libros:

 “El consuelo de las horas tristes. El que hace olvidar al preso su cárcel y al desterrado su nostalgia.
El sedante de los grandes afanes, que va donde quiera que vayamos con nuestro corazón en los momentos de dureza, o nos vigoriza cuando empezamos a flaquear.
Y, después de ser todo esto, tiene la soberana grandeza de no hipotecar nuestra gratitud. Una vez leído lo volvemos sencillamente al estante, o lo dejamos olvidado en el asiento de un tren.
Es igual, ni nos pedirá cuentas de lo que nos ha dado ni nos guardar rencor si no
se lo hemos agradecido.”

De El libro y el librero, Madrid, 1953.
 

El libro bueno es el amigo ejemplar que todo lo da y que nada pide. El maestro que no regatea su saber ni se cansa de repetir lo que sabe.
El fiel transmisor de la prudencia y de la sabiduría antigua


 La librería de un hombre es también su retrato, y tan fino que no pueden igualarle ni los pinceles más exactos ni la pluma más penetrante y fiel del mejor biógrafo. 

"El amor a los libros es el indicio cierto de los hombres radicalmente buenos"  
De El libro y el librero. Madrid 1953.

Si tuviera que reducir mi biblioteca a tres libros dejaría la Biblia, el Quijote y un buen libro de versos.
(..) Un perpetuo soldado que quisiera que de él se pudiera decir algún día, parodiando las palabras de nuestro viejo romance:
“Sus arreos son los libros; su descanso el caminar”
 

Discurso en la Facultad de Ciencias Médicas de Lima. 1939.

lunes, 29 de julio de 2013

EL SIDRA: enfermedad de la sanidad española



SIDRA: Síndrome de Deficiencia de Responsabilidad Adquirida
Hace varios años, escribimos un artículo con este titular, para denunciar lo que creíamos era una lacra o enfermedad social de la sanidad española.
 Hoy, después de más de un decenio, debemos admitir que la situación no solo se mantiene sino que se ha agravado, como todas las enfermedades crónicas a las que no se pone tratamiento, que siguen su curso evolutivo

 Se trata del ”SIDRA”, (Síndrome de Deficiencia de Responsabilidad Adquirida): una enfermedad de "transmisión social", caracterizada por la triada que ya describieron Marañón y Ortega y Gasset refiriéndose a las masas:
1- Ausencia o escasez de la responsabilidad ("se diluye como la tinta en el mar", en palabras de  Marañon)

2- Escasa valoración de la razón, (y por contra su gran sugestión)  
3- Su gran contagio por mimetismo
.....todo lo cual, hace especialmente vulnerable a la manipulación.

 Y es que, si algo caracteriza a la sanidad española, y más en concreto a la "Atención primaria", es la ausencia de responsabilidad a todos los niveles. 
Se mire por donde se mire, siempre se divisa el mismo horizonte vacío: el del agujero negro de la irresponsabilidad. 
En este contesto social patologico de orfandad de responsabilidad, el único sostén se basa en el médico, y mas en concreto en el mas cercano al pueblo: el medico de atención primaria,  sobre él recae casi todo el peso de responsabilidades y funciones de todo el entramado sanitario, desde labores de enfermeria, administración, gestión, informatica, celador, ordenanza, pasante de tiquets descuento de "especialistas", etc..., todo lo cual  hace casi imposible la labor clínica, induciendo a la degradación del acto médico..

La disolución de la jerarquía profesional basada en la responsabilidad, es uno de los signos mas graves y supone de hecho, que el médico de AP.  a menudo carece de poder real para indicar ordenes clínicas a otros estamentos como enfermería, por no hablar de administración, donde el médico debe asumir también gran parte de sus tareas y se halla  al arbitrio de los desmanes y arbitrariedades que cualquiera pueda cometer desde esos puestos; todo ello hace que solo la vía judicial pueda suponer una solución viable y eficaz.

Y es que, aunque suene repetitivo señalarlo, debemos decir una vez mas, que la degradación del acto médico no es un hecho aislado que afecte solo a un colectivo sino que se trata de un problema social de primera magnitud, pues conlleva inevitablemente a  la desvalorización de la salud, de la vida y de la propia Dignidad humana.