Recientemente se ha aprobado la Eutanasia infantil en Bélgica, en contra de
la mayoría de la comunidad médica -esta vez si ha reaccionado- y de la sociedad.
Llama la atención que los dos países que mas colaboraron con el
nazismo vuelvan a ser escenario nuevamente de crímenes contra la Humanidad,
uno de ellos (Holanda), el símbolo de la crueldad humana: donde la niña Anna Frank
fue torturada y asesinada -quemada viva- al igual que otros cientos de miles de niños.
La siguiente ficha de dominó, probablemente sea Austria: la verdadera
cuna de Hitler y mas recientemente del monstruo de Averdeen.
Las razones políticas, como siempre son edulcoradas y envueltas por la manipulación
y las formas, pero se basan nuevamente en que "El fin justifica los
medios" y "la solución final".
Aunque las verdaderas razones lo expresan, como siempre, de manera mas transparente y sin tapujos los políticos del sur; como estas dos concejalas de Madrid que al
parecer consideran, una: que las personas discapacitadas deben ser exterminadas
para evitar gastos permanentes a la Seguridad Social y otra que justifica que una
mujer tire por el desagüe a su hijo recién nacido.
Y es que, debemos admitir que el progreso humano y el grado de civilización, no se mide por
el número de televisiones o de coches que se tienen por habitante, sino por el
respeto, valoración y protección de los más debiles y desfavorecidos: discapacitados,
niños, ancianos... en definitiva por la valoración de la Dignidad humana.
Desde este pequeño balcón, no nos cansaremos de clamar y
proclamar lo que creemos: que la Dignidad del ser humano es intrínseca al
mismo y no depende de las circunstancias, cualesquiera que estas sean: edad,
salud, sexo, religión, color de piel, hallarse dentro o fuera de su país ... o
"dentro o fuera de su madre".