«Ellos son reservas de amor, que dan serenidad y esperanza a los que sufren.
En ese importante servicio que prestan es necesario, sobre todo, la competencia profesional, pero por sí sola no basta», agregó el Papa, que señaló que los médicos y el personal sanitario tratan con seres humanos «que necesitan humanidad y cuidados que salgan del corazón».
El Pontífice añadió que por ello es necesaria además de la preparación profesional, "la preparación del corazón".
Prosiguió: «Estas narraciones del evangelio de hoy, nos invitan a superar una visión puramente materialista de la vida. A Dios pedimos que nos cure de problemas, de necesidades concretas. Y es justo, pero lo que tenemos que pedir con insistencia es una fe siempre más sólida, para que el Señor renueve nuestra vida, así como una firme confianza en su amor y en su providencia, que no nos abandona», dijo.
Prosiguió: «Estas narraciones del evangelio de hoy, nos invitan a superar una visión puramente materialista de la vida. A Dios pedimos que nos cure de problemas, de necesidades concretas. Y es justo, pero lo que tenemos que pedir con insistencia es una fe siempre más sólida, para que el Señor renueve nuestra vida, así como una firme confianza en su amor y en su providencia, que no nos abandona», dijo.
Y agregó que la atención que presta Jesús al sufrimiento humano lleva a pensar en los médicos, los empleados sanitarios y todos los que prestan asistencia religiosa en los hospitales.
Tal vez pocas veces se han dicho palabras tan bellas, luminosas y realistas, referidas a quienes se dedican a atender a enfermos: médicos y sanitarios en general.
Es evidente que el mundo necesita, quizás hoy mas que nunca, lideres morales.
Y el Papa es y seguirá siendo siempre un referente moral para una humanidad sufriente y desorientada ante lo incontrolable e imprevisible, que es mucho en la vida.
Parece que Dios quiere seguir manifestándose -tal vez no por casualidad- desde la fragilidad humana, en este caso a través de un anciano (también lo hizo antes encarnándose en un niño dentro un pesebre).
Y es que debemos admitir y proclamar sin complejos, aquellos que poseemos el don de la Fe, que -al margen de los ataques de los poderes políticos y sociales, y los errores de la propia Iglesia- (que mientras este compuesta por seres humanos seguirá siendo imperfecta y por tanto con errores y pecados), pero que su labor seguirá siendo esencial e insustituible para dar sentido trascendente a la vida, aliviar al sufrimiento humano y sembrar esperanza.
Aprovechamos a este respecto, una vez mas, para iluminarnos y divulgar el pensamiento de nuestro maestro de cabecera G. Marañón:
“En verdad un gran médico es algo más que el triunfo profesional y social; es el
amor invariable al que sufre y la generosidad en la prestación de la ciencia, que han
de brotar en cada minuto sin esfuerzo, naturalmente, como el agua del manantial.
“En verdad un gran médico es algo más que el triunfo profesional y social; es el
amor invariable al que sufre y la generosidad en la prestación de la ciencia, que han
de brotar en cada minuto sin esfuerzo, naturalmente, como el agua del manantial.
Solo así se es dignamente médico, con la idea clavada en el corazón de que
trabajamos con instrumentos imperfectos y con medios de utilidad insegura, pero
con la conciencia cierta de que hasta donde no puede llegar el saber, llega siempre
el amor."
trabajamos con instrumentos imperfectos y con medios de utilidad insegura, pero
con la conciencia cierta de que hasta donde no puede llegar el saber, llega siempre
el amor."
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“Hoy solo puede hablar de razón y de derecho, sin mentirse a sí mismo, y sin
mentir a los demás, un solo Estado..
Este Estado es el Vaticano. Y solo lo que él representa, en su vasto sentido histórico,
solo esto, podrá prevalecer contra todos los anticristos”..
mentir a los demás, un solo Estado..
Este Estado es el Vaticano. Y solo lo que él representa, en su vasto sentido histórico,
solo esto, podrá prevalecer contra todos los anticristos”..
G. Marañon.