Cuando hablamos de salud casi siempre entendemos que se trata de enfermedades personales como hipertensión, gripe, diabetes, etc.
Pero existen otras enfermedades menos conocidas o reconocidas, que afectan a países, comunidades y hasta civilizaciones.. y que implican a las personas tanto o mas como las primeras.
Se trata de las enfermedades sociales: que no dependen tanto de factores físicos, culturales o económicos, sino sobre todo: morales.
El ejemplo mas grave de estas, fue el nazismo en Alemania, aquella locura colectiva, en el entonces país mas rico y culto de Europa, produjo la muerte de millones de personas; Otro ejemplo son las guerras civiles fratricidas, que dejan heridas y cicatrices que persisten durante siglos.
Pero hay otras enfermedades sociales -de etiologia politica y frecuentes en democracias inmaduras o enfermas- mas silenciosas y que apenas se sienten por aquello que dice el refrán: "no siente el olor el que encima lleva la flor", pero igualmente destructivas pues degradan a las Instituciones que son fruto de mas de dos mil años de civilización: como por ejemplo la enseñanza, la sanidad, la religión, la justicia, las fuerzas de orden publico... incluso la familia.
Y es que, aunque estas instituciones no son perfectas, sus protagonistas suelen ser casi siempre ejemplares y trabajar en condiciones a menudo heroicas, toda vez que los políticos -que son los que las gestionan- las utilizan solo electoralmente y al margen de la responsabilidad.
La realidad es que algunos servicios sociales en España, como la sanidad solo se mantienen en base a la sobreexplotación de los médicos, especialmente los de A. primaria y MIR, y disponiendo de tiempos infrahumanos para atender a los pacientes, poniendo con ello en constante riesgo la salud de la población, incluida la del propio médico.
Mientras la sociedad madura y se ponen soluciones de raiz, -las crisis pueden ser el momento mas propício para ello- tal vez es hora de recuperar y reivindicar el respeto y el prestigio de los servidores publicos: Médicos, Maestros, Sacerdotes, Fuerzas de orden publico, etc., porque gracias a ellos: nosotros y nuestros hijos podemos vivir en una sociedad mas segura y plena... en definitiva ser mas felices.
Y también debemos recordar, al contrario de lo que los políticos tratan de inducirnos, que además de derechos, existen los deberes sociales, entre ellos el del respeto y comprensión hacia quienes con su dedicación y generosidad allanan nuestra vida
Estas palabras del maestro del humanismo medico Gregorio Marañón, nos dan mas luz:
“Si el haber vivido sólo para los deberes crea en el hombre un sentimiento de esclavo, el anhelo de no tener más que derechos convierte al hombre en un demonio insensible y cruel que sólo acierta a dirimir sus dificultades por la fuerza”.