Lo hemos dicho muchas veces y todos lo sabemos: ser médico de atención primaria en España -en la actuales condiciones laborales- es un factor de alto riesgo, desde el punto de vista de la salud laboral.
Y la realidad parece que nos lo recuerda a veces -como alarma- para indicarnos que "algo tenemos que hacer".
Como el caso que vimos, días pasados, en nuestra consulta:
Paciente, varón de 46 años que había presentado días antes, un cuadro de cardiopatía isquémica: infarto agudo de miocardio, lo que requirió ingreso hospitalario urgente y tratamiento con angioplastia, etc.
Antecedentes personales, aparentemente sin interés: padre de familia con tres
hijos, normotenso, análitica general normal, no fumador, no obesidad, no sedentarismo
y ningún factor de riesgo conocido... excepto "que es médico de atención primaria en un centro de salud de
Madrid" y atiende a más de 40 o 50 pacientes diarios, en las condiciones infrahumanas
que todos conocemos.
Afortunadamente, en este caso, "pudo contarlo" pues fue posible diagnosticarle y trasladarle a tiempo, y había un hospital
muy cercano a su domicilio.
No fue así en el caso de otros compañeros, como el de un querido amigo que murió asimismo de un infarto de miocardio, en su domicilio, recién llegado de su trabajo después de
atender a mas de 60 pacientes y recorrer 90 Km.
A pesar de que durante su jornada laboral ya se quejó
de dolor en el pecho y así se lo refirió al compañero enfermero, y este asímismo lo
testificó, no se obtuvo ningún reconocimiento oficial.
Como teoricamente ocurrió después de la jornada laboral, y además era suplente, no obtuvo ninguna protección social para su familia, dejando viuda y tres hijas (la menor entonces de
2 años).
Son múltiples los casos de patologías limitantes, invalidantes o mortales (ictus, infartos, etc, incluidos accidentes de trafico) que ocurren durante o después de inhumanas y deshumanas jornadas de explotación laboral, y con una clara relación causa-efecto.
Y nos obliga a reflexionar, en que sociedad vivimos: en la que para poder servir a los demás, como médico -después de mas de 10 años de formación- necesariamente ha de llevar una condena política de sobreexplotación laboral y una amenaza latente de muerte, invalidez y desprotección social de las familias.