"Los fuertes no son los boxeadores, ni los sabios, ni los millonarios, ni los maquinistas, sino los que hacen del cumplimiento de su deber una verdadera y rigurosa religión”.
“Esta calidad específica del alma humana se manifiesta en el plano de los
instintos por la aparición de uno tal vez nuevo, tal vez sublimación de los
instintos animales: el instinto de la superación.
El animal solo aspira, desde la oscuridad de su conciencia instintiva, a vivir a reproducirse; en todo caso, de una manera óptima.
Pero el hombre aspira, además, a la superación de estos fines instintivos; aspira a la posesión de goces que ya no le sirven para vivir ni para reproducirse mejor, sino simplemente para gozar; aspira al dominio de la tierra y de sus habitantes, incluso de los otros hombres; a saber y a crear cosas nuevas, a inventar; y, finalmente, a perfeccionar la condición de los hombres, y en último término, a acercar el alma humana a Dios”.
*Gregorio Marañón
Obras Completas. Tomo IV pág. 817, 1951
Estas palabras esclarecedoras del maestro son sin duda, también un retrato de sí mismo.
Y es que el rígido patrón del deber en el genio, es más fuerte y osado que el del miedo o la desidia. Tal vez porque percibe mejor el cronómetro de la vida, y todo lo que esta significa de don y compromiso.
Así como también conoce su misión: que es la de invertir los denarios recibidos y sembrar la semilla que porta, allí donde el destino y las circunstancias lo permitan; Aunque parezca terreno empedrado o tarea estéril y arriesgada.
Es por eso, por lo que uno de sus lemas en la enseñanza era “la invención
del deber” que trataba de inculcar en sus discípulos, ya sean estudiantes o médicos en formación;
Quizá porque sabía que todo lo demás, viene por añadidura.
“Lo esencial es no el cumplimiento, sino la invención del deber ya que es la forma suprema de servir y, por tanto, el signo cierto de la verdadera vocación”
G. Marañón. Vocación y ética y otros ensayos, 1946. O. Completas, tomo IX. pag. 340.
“Cada ser humano se ha derramado fuera de sí para buscar y conquistar, con un bárbaro sentido egoísta, lo que llama sus derechos y ha olvidado mirarse a sí mismo en el espejo de los demás hombres para pensar también en sus deberes”
G. Marañón. Raíz y decoro de España1933. OC IX, pp.9-96.
"El deber cumplido es una almohada en la que se reclina la cabeza y la conciencia"
G. Marañón. Marañón G. y otros amigos y discípulos. O.C, IV, pp. 871–8.