Aunque ya hablamos de este tema en otra entrada del blog: sobre compañerismo médico, señalándolo como un indicativo de los quilates profesionales y humanos -nunca disociables- en el médico.
Pero ampliamos su contenido, dado que tal vez hoy, se encuentra un poco trastocado, pues atravesamos tiempos de crisis de valores y con una situación socio-laboral del médico, singular caracterizada por su precariedad y explotación, lo que puede generar un "salvese quien pueda".
"Nos atreveríamos a definir el compañerísmo médico como el fraternal sentimiento de amistad que surge
espontáneo, hacia quien comparte el mismo camino y destino: la dignidad
humana y hacia quien sostiene el mismo peso: el de la responsabilidad".
Y como siempre, nos iluminamos con las palabras del maestro Marañón:
“
Hablar mal de otro médico es, por muchas razones que tengamos para ello,
hablar mal de la Medicina, y por lo tanto, hablar mal de nosotros
mismos.
La Medicina vive de su indudable eficacia, cada día mayor; pero vive también y actúa beneficiosamente gracias a su prestigio, al mito de su eficacia, que es parte del honor profesional.”
" Cuidar ese prestigio es obligación primordial de los médicos, sin mas limitaciones que las que impone la salud del enfermo y la propia conciencia"
La Medicina vive de su indudable eficacia, cada día mayor; pero vive también y actúa beneficiosamente gracias a su prestigio, al mito de su eficacia, que es parte del honor profesional.”
" Cuidar ese prestigio es obligación primordial de los médicos, sin mas limitaciones que las que impone la salud del enfermo y la propia conciencia"
Desautorizar la actuación de un colega puede
convenir a la vanidad o al interés inmediatamente del que critica; pero
pronto la piedra, de rebote, caerá cabeza y sobre la
cabeza de la Medicina.
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El pecado de los
médicos, de unos decenios a esta parte, es el profesionalismo; el haber
abdicado de cuanto tenia nuestra misión de entrañable, de generosa "de
sacerdotal" según la consabida frase hecha, para intentar convertirla en
una profesicientífica, esto es exacta, como la del ingeniero. o la del
arquitecto, o, en cierto modo, la del boticario; pero, además, en una pingüe
profesión
El negocio
resulta francamente malo para el medico. por mucho que quiera, su ciencia
seguirá siendo una ciencia embrionaria, llena de lagunas e
inexactitudes... Y estas solo se pueden
disimular con amor"
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