sábado, 12 de marzo de 2016

El uso, abuso y maltrato a los médicos residentes



Gregorio Marañón en una sesión clínica, enseñando con su mejor "herramienta": "El mimetismo"


A raíz de esta noticia: La Comunidad de Madrid expedienta a un médico por agresiones verbales sexistas a una medico MIR,”.parece que sale a la luz una realidad que, lejos de ser un hecho aislado, tal vez sea la punta de iceberg de un problema mucho mas profundo y extendido, y que afectaría  a la raíz misma del sistema sanitario  en España.

Y es que, si hay algo especialmente deleznable, repudiable y vejatorio para toda la profesión médica, es el uso, abuso y maltrato de el-la médico en formación o “residente”.

Y no nos referimos al maltrato que proviene del sistema -que nos afecta a todos y mas significativamente a los médicos de familia-  y que por ser “impersonal” resulta menos dañino (aunque recordemos que los hospitales públicos se mantienen, sobre todo los  servicios de urgencias  y "la barra libre", en base a la explotación de este colectivo), sino que nos referimos al que se materializa dentro del propio estamento profesional, mas  en concreto por parte del médico “teóricamente" ya formado, al cual se le  encomienda una tarea educativa sobre el compañero en etapa de formación y se le dota por ello de una autoridad que puede mal-utilizar o pervertir para descargar frustraciones o pasiones personales o con fines puramente utilitaristas.

Y  es que, el componente de vileza y perversión que conllevan estos actos, seria comparable a otros delitos de no menor gravedad como el abuso de menores, maltrato de mujeres, o bulling escolar, pues también aquí se hace uso de la coacción, el miedo  y  la fuerza, en este caso en forma de poder.
No obstante -y esta es la buena noticia- también entraría como delito dentro del Código penal.
¿Por qué es especialmente grave? – Porque al igual que los otros delitos antes citados (abusos de menores, etc…) conlleva también un '"dolo o daño" no solo presente sino también futuro, con graves secuelas personales y sociales. 
Al médico en formación maltratado, se le privaria del aprendizaje de tres pilares basicos de la Medicina: 
    1-    La compasión con los mas débiles ( y por ello del enfermo), y por el contrario aprende el uso de la crueldad como medio eficaz de control humano, con todo lo que puede suponer en su futuro profesional, de déficit de empatía en la relación medico-paciente
     2-      El compañerismo: con todo que significa de respeto y reconocimiento del valor social y laboral de la Medicina.
     3-     Autoestima y valoración de la Dignidad humanao
Y es que, difícilmente alguien que presenta estos déficit formativos, puede valorar al enfermo y percibir toda su dignidad, estando por ello mas abocado a ser marioneta de políticas de ingeniería social utilitaristas: como "la eliminación" de seres humanos “inservibles" .
 Todo esto tiene también un coste  social pues el medico que ha sido maltratado en su etapa formativa, puede tener una mayor dificultad en el futuro, para realizar su trascendente labor social y humana. 

Por lo demas, debemos recordar que todo trabajo social supone una cuota de poder, pero se trata de un poder "prestado" que otorga la sociedad, y como tal es necesario hacer un uso adecuado y responsable del mismo, sabiendo que exige un pago social a plazos fijos, en forma de responsabilidad y con los más altos intereses de comprensión, en el caso del médico.
El hacer un uso abusivo o inadecuado de ese poder: con el subordinado, con el paciente o con la sociedad, es incumplir este contrato, bien porque no se ha leído “la letra pequeña”, o porque la sobrecarga “política” ha mermado, siquiera de forma pasajera, la resistencia, también humana, del médico. 
  
Recordemos algunas palabras al respecto del maestro G. Marañon: 
“La disciplina impide que el subordinado se conduzca con incorrección respecto a sus jefes; pero no sé que reglamento permite que el más alto pueda ser inconsiderado con el que ocupa las categorías humildes
El que llega, por legítimo que sea su triunfo, tiene siempre mucho que hacerse perdonar de sus semejantes. Y no hay forma más inaceptable de olvidarlo que hacer de la posición elevada pretexto para la extrema grosería”
De su libro: Vocación y ética

3 comentarios:

  1. Sabido es que una cosa es autoridad y otra autoritarismo, y si éste va de la mano del envilecimiento ya hablamos de absoluta degeneración en el trato. Sin entrar a juzgar el caso concreto, que desconozco, las palabras certeras de Marañón nos previenen de la desconsideración (o de la grosería) en nombre de la disciplina. Hemos de impedir que el abuso y la insolidaridad se impongan sobre el respeto y el compañerismo.

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  2. Buena apreciación amigo José Manuel, al final la diferencia entre ambos conceptos como libertad y libertinaje es como siempre: la responsabilidad

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  3. yo creo que el problema es que los residente no se unen y dice sabes yo tengo por ley unos derechos, y tengo que cumplirlos.... es como que a los especialista les haga trabajar 200 horas... la verdad es que se chupan por que una vez que dices esta es mi ley y mis derechos nadie te lo pisotea

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