Esta semana, hemos conocido la noticia de la dimisión de un compañero, pediatra de atención primaria, que deja su puesto porque le obligaban a atender a
un niño cada 5 minutos (entre mas de 50). En una carta expresaba sus razones. Noticia: aquí
Se trata sin duda, de un ejemplo de dignidad profesional pero
desgraciadamente, también de esterilidad social, entre otras
razones porque el destinatario de tal misiva es, como siempre: el vacío y la
irresponsabilidad.
No es nada nuevo, existen numerosas cartas, tambien de dimisión o de no
aceptación de contratos programas, etc, ejemplos y modelos de redacción epistolar pero
que al final, lamentablemente, se quedan en simples desahogos personales.
Por desgracia, respecto a los graves o gravísimos problemas de la atención
primaria de nuestro país, parece que esta yá todo dicho y redicho: ya sea en
prosa o en verso, en video o en audio, en redes sociales o en otros medios y
soportes de comunicacion.
Y una vez mas, nos parece sentirnos como en "otro dia de la
marmota" (para quien no haya visto la película: se trata de un personaje que se encuentra
todos los días, con la repetición de los
mismos acontecimientos y secuencias vitales)
La realidad, es que las palabras son solo eso: palabras, mejor o peor expresadas.
Pero parece claro, que lo que cambia verdaderamente la realidad personal y social, son las acciones.
Ya lo dice la sabiduria popular: "Obras son amores y no buenas razones". "A Dios rogando, y con el mazo dando".
La solución, tal vez no sea que los médicos -despues de mas de 10 años de preparación- abandonemos nuestra profesión por otras como la de taxista por ejemplo, ni tampoco es condenar a nuestras familias a la indigencia, y a los enfermos tambien a la inseguridad.
Como es sabido, ante situaciones incontrolables de agresión, frustración o amenaza, la naturaleza humana dispone de varias respuestas, unas de represión: ya sea en forma de sumisión (o síndrome de Estocolmo), evasión ( "a mi, no me toca"), o racionalización (tal vez, la mas utilizada por nosotros), etc.
Pero tambien existe otra respuesta eficaz y fecunda: la de la acción.
Parece
que solo esta última, es la que verdaderamente cambia la realidad,
tanto a nivel personal como social.
Hoy en dia, tal vez tenemos la oportundad única, de cambiar y tratar la grave patologia social de la atención primaria en nuestro pais, por medio de un instrumento eficaz: el de la justicia.
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