domingo, 25 de agosto de 2013

El placer de ser médico (disponiendo de 20 minutos por paciente)



Estos días estamos viviendo una de las experiencias más placenteras, fecundas y excepcionales de nuestra trayectoria profesional, y es: poder disponer de más de 20 minutos para atender a cada paciente en nuestras consultas médicas de atención primaria.
Ello se debe a unas circunstancias ocasionales que confluyen: menor número de pacientes que acuden por hallarse estos de vacaciones, menos ausencias de compañeros, etc...)

Y decimos que resulta insólito y excepcional para un médico de cabecera en España porque lo habitual es disponer de menos de 5 o 6 minutos para atender a cada paciente,  aunque  lo común en el resto del planeta sea disponer de mas de 20 minutos,  de hecho en cuanto se traspasa un metro la frontera de este país,  ya sea por Portugal o Francia, nos encontramos con esa realidad, por no hablar de otros países como México donde esta reglamentado también un tiempo mínimo de 20 minutos para atender a cada paciente y menor tiempo se considera lo que es: una falta de respeto al paciente y un atentado contra la dignidad humana.
¿Porque resulta fecundo disponer de este tiempo? porque se puede realizar una perfecta anamnesis del paciente: antecedentes y circunstancias personales y familiares, se puede revisar con detenimiento toda la medicación crónica, se puede explicar dicha medicación y observar sus efectos secundarios,... se puede explorar con detenimiento al paciente, eso que nos decía el maestro Marañón:
 "Para hacer un diagnóstico se necesita una infinita paciencia en la auscultación del paciente, y hay que aguzar la vista para ver aquellos síntomas poco llamativos, las causas ocultas de grandes efectos"    

En definitiva se pueden personalizar los tratamientos y al propio paciente, haciendo realidad el primer mandamiento de la Medicina universal: No existen enfermedades sino “el enfermo o cada enfermo” con estas enfermedades, o dicho de otro modo: una misma enfermedad puede ser muy distinta en un paciente o en otro, dependiendo de múltiples factores, circunstancias o idiosincrasias personales. 

A su vez, todo esto también revierte en el médico, que recibe una información del paciente y de la propia realidad social, única y probablemente la mas fiable, real y directa, pues la transmisión se establece a través de esamágica banda ancha de la relación medico-paciente, tan parecida a la del amor.

"El trabajo sin prisa es el mayor descanso para el organismo." 
 G. Marañón.

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