domingo, 28 de julio de 2013
EL SIDRA: enfermedad de la sanidad española
SIDRA: Síndrome de Deficiencia de Responsabilidad Adquirida
Hace varios años, escribimos un artículo con este titular, para denunciar lo que creíamos era una lacra o enfermedad social de la sanidad española.
Hoy, después de más de un decenio, debemos admitir que la situación no solo se mantiene sino que se ha agravado, como todas las enfermedades crónicas a las que no se pone tratamiento, que siguen su curso evolutivo
Se trata del ”SIDRA”, (Síndrome de Deficiencia de Responsabilidad Adquirida): una enfermedad de "transmisión social", caracterizada por la triada que ya describieron Marañón y Ortega y Gasset refiriéndose a las masas:
1- Ausencia o escasez de la responsabilidad ("se diluye como la tinta en el mar", en palabras de Marañon)
2- Escasa valoración de la razón, (y por contra su gran sugestión)
3- Su gran contagio por mimetismo
.....todo lo cual, hace especialmente vulnerable a la manipulación.
Y es que, si algo caracteriza a la sanidad española, y más en concreto a la "Atención primaria", es la ausencia de responsabilidad a todos los niveles.
Se mire por donde se mire, siempre se divisa el mismo horizonte vacío: el del agujero negro de la irresponsabilidad.
En este contesto social patologico de orfandad de responsabilidad, el único sostén se basa en el médico, y mas en concreto en el mas cercano al pueblo: el medico de atención primaria, sobre él recae casi todo el peso de responsabilidades y funciones de todo el entramado sanitario, desde labores de enfermeria, administración, gestión, informatica, celador, ordenanza, pasante de tiquets descuento de "especialistas", etc..., todo lo cual hace casi imposible la labor clínica, induciendo a la degradación del acto médico..
La disolución de la jerarquía profesional basada en la responsabilidad, es uno de los signos mas graves y supone de hecho, que el médico de AP. a menudo carece de poder real para indicar ordenes clínicas a otros estamentos como enfermería, por no hablar de administración, donde el médico debe asumir también gran parte de sus tareas y se halla al arbitrio de los desmanes y arbitrariedades que cualquiera pueda cometer desde esos puestos; todo ello hace que solo la vía judicial pueda suponer una solución viable y eficaz.
Y es que, aunque suene repetitivo señalarlo, debemos decir una vez mas, que la degradación del acto médico no es un hecho aislado que afecte solo a un colectivo sino que se trata de un problema social de primera magnitud, pues conlleva inevitablemente a la desvalorización de la salud, de la vida y de la propia Dignidad humana.
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