Resulta
notorio que asistimos, hoy en día, a través de los medios de comunicación: a una sobreinformación de consejos de salud -por tierra, mar y aire-,
a menudo contradictorios o con intereses espurios. Aunque casi todos sean ya conocidos
por ser de sentido común, y de hecho suelen estar en el refranero popular.
Hay muchos programas diarios de radio, tv, dirigidos al gran publico, donde igual se explica el ciclo de Krebs o la neoglucogenesis (con meridiana claridad, todo sea dicho ) pero para terminar recomendando un producto natural: hecho a base extracto de arroz rojo fermentado, aneloa y de cola de tiburón, elaborado por el propio laboratorio que patrocina el programa.
¿A que se puede deber esto?
Lo primero a la mercantilización de la salud, sin olvidar quizas el mea culpa de una excesiva rigidez o protocolización de la Medicina actual; Pero sobre todo
se debe tal vez, a la actual crisis de
valores trascendentes -que por verdaderos, son eternos y universales-, lo que
generaría una mayor inseguridad vital y un intento denodado reactivo por
controlar todos los parámetros de la vida (incluidos los incontrolables),
especialmente los que aseguren la salud.
Por
eso reforzando o recordando esos valores humanos, tal vez podríamos aportar una
mayor seguridad vital y plenitud.
Y a este respecto, nos guiamos, una vez más, con el
maestro del humanismo médico Dr.
Gregorio Marañón, suyas son estas palabras:
“Sin un punto de angustia,
el alma humana pierde su más noble característica, que es la capacidad para crear. Sin angustia no hay creación”. Ahora los psiquiatras y todos los médicos
–que todos somos un poco psiquiatras- y los maestros y los sociólogos, han
emprendido una campaña alarmante para aniquilar la angustia. Si lo
consiguieran, el torrente fecundo que es la vida humana, amputada de la
inspiración, se tornaría en pantano ineficaz”.
“Mas lo que suelen olvidar los médicos es que el progreso de su ciencia no depende solo de la difícil experimentación, sino también de la simple observación del enfermo, cuando se hace no como una rutina, sino con espíritu científico”. “El médico debe ser antes que experimentador, naturalista; para serlo, le basta ver con ojos de investigador lo que la naturaleza en forma de dolor le presenta”.
“La Medicina tiene dos aspectos que la colocan en el rango de las actividades que exigen una vocación de superior categoría, aquella que hemos comparado con el amor, y que por tanto requieren atracción intransferible hacia su objeto, espíritu de sacrificio y aptitudes específicas. Estos dos aspectos son: su práctica gratuita y entrañable en los pobres (y quizá en los que no lo son), tantas veces comparada con el sacerdote, y su estrecha alianza con la investigación científica pura.”
“No es posible iniciar la biografía del
hombre en el punto, biológicamente
accidental, de su nacimiento” (respecto a que en el vientre materno se gesta tambien gran parte de su estructura y biografia vital)
“El progreso de los
hombres es siempre aspiración hacia la universalidad” “La vida de la humanidad, como la vida
del individuo, es una continua renovación. La renovación tiene que realizarse
sobre la estructura de los principios eternos del amor, de la justicia, del
deseo de saber, del ansia de comprender”
“Un gran escritor llamó al
entusiasmo la hormona del alma.
Esa hormona maravillosa, que da grandeza a los actos más pequeños, que suprime
el peligro y anestesia el dolor, es hija del consorcio de la inteligencia y la
voluntad” “La capacidad de entusiasmo es signo de salud espiritual”
“Errar, verbo simbólico que significa al
mismo tiempo vagar y equivocarse: los dos grandes maestros de la vida.
Haber errado mucho y no tener intención de engañarnos. No hace falta más”.
“El trabajo sin prisa es el mejor descanso
para el organismo; “La rapidez, que es una virtud, engendra un vicio, que
es la prisa”.
‘En el arte de la
alimentación lo esencial
es esto: cada hombre es distinto y
necesita, por tanto, su propia ración, la cual es dictada no por los libros, sino por el apetito, resorte maravilloso, delicado, que debe ser
respetado siempre. El apetito (el gusto) que es
sagrado porque representa, en el terreno de los instintos, la voz de Dios”
“Lo inesperado es, muchas
veces, como una nueva pubertad que rehace y rejuvenece la vida que corría por el angosto cauce de la
costumbre. Cierto que casi nunca adviene
la fase nueva e imprevista sin dolor, tal vez sin terrible dolor; pero es
igualmente cierto y conocido que casi nada de lo que nace sin dolor es eficaz
ni a la larga, se tiene en pie”.
“La vocación mueve a la eficacia verdadera
de los hombres. Todo lo que se hace sin vocación, por importante que
parezca, se marchita como una flor. Todo lo que se hace con vocación,
fructifica para siempre”