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viernes, 20 de septiembre de 2013

El efecto terapeutico de "cenar como mendigos"



Ya tratamos este tema en otra entrada del blog: Cenar como mendigos: "nuevo" tratamiento contra la obesidad
Pero insistimos, dada su importancia en la etiopatogenia del síndrome metabólico y sus manifestaciones clínicas más comunes: obesidad, diabetes e HTA.

Uno de los dichos populares que ya refirió Cervantes en el Quijote: es que el secreto de longevidad era que había que "Desayunar como reyes, almorzar como príncipes y cenar como mendigos"...  "Come poco y cena menos, que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago".
 Y es que, como todos los grandes maestros, son agudos observadores de la realidad humana y vital, y por ello son en cierta manera, médicos del alma y también del cuerpo, yendo a menudo por delante de la misma ciencia.
Lo cierto es que hoy en dia, se ha producido un cambio de hábitos sociales debido en parte, a la falta de una política de conciliación de la vida familiar y laboral, lo que hace que la cena haya pasado a ser la comida mas copiosa del día, ya que es cuando se puede reunir toda la familia. 
Y es que, la alimentación en el ser humano, al contrario que en los animales, no es solo una necesidad fisiológica sino que es fundamentalmente un acto social: alrededor de una mesa se forjan cimientos y alianzas, la primera la de la familia pero también de amistad, trabajo, homenajes, convivencia y hasta religiosas.

El desequilibrio en la distribución de la ingesta calórica, con elevación durante la noche y reducción en la mañana produce un cambio del ritmo circadiano y la aparición del denominado Síndrome del comedor nocturno: que esta caracterizado por la triada: 1- Anorexia matutina 2- Comer compulsivamente en la noche y 3-Insomnio. 
Mediado todo ello, a nivel bioquímico, por una hiperinsulinemia y una mayor resistencia a la insulina, como elementos desencadenantes del complejo mecanismo neuroendocrino del síndrome metabólico y sus manifestaciones clínicas más comunes: la obesidad, diabetes e HTA.   

En base a ello, el tratamiento para que sea eficaz y sobre todo permanente, debería ser en la medida de lo posible, fundamentalmente etiopatogénico: mediante una reducción de la ingesta calórica, especialmente la nocturna y con ejercicio físico de tipo aerobico e intensidad media.


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