sábado, 21 de enero de 2017

Médicos heroicos 1: "Médicos por la vida" y Dr. Poveda


Detención del Dr. Poveda en una manifestación pacifica contra el aborto

Resulta obvio decir que los médicos compartimos con el resto de personas -nuestros hermanos-  la mismas limitaciones que impone la condición humana.
Pero es de justicia reconocer que como otras profesiones con gran carga vocacional de servicio y generosidad, tal vez porcentualmente, se encuentra cuantitativa y cualitativamente en nuestra profesión, un mayor número de personas con gran calidad humana, y eso lo saben bien organismos objetivos, públicos o privados cuando hay que realizar cualquier acción o transacción, desde bancos, seguros, establecimientos comerciales, etc..

Pues se presupone en el médico una carga etica, de honestidad y confianza, labrada  dia a dia, piedra a piedra, a traves de generaciones, asi como por el prestigio y eficacia de la propia Medicina universal.

Es por eso por lo que no dudamos que existen un gran número de médicos heroicos, muchos de ellos de nuestro tiempo, y como la mayoría de seres humanos con esta excelsa cualidad, suelen ser desconocidos o anónimos.
Pues la condición esencial del héroe es la de tener la suficiente energía para ir "contra el viento" y luchar "hasta  frenar el tiempo", defendiendo la dignidad humana, con su entrega incondicional e incluso su vida.

Trataremos de exponer en los próximos post,  algunos de estos héroes -a nuestro juicio- , aunque a la mayoría de ellos su propia condición de humildad y pudor, les impide o incomoda sentirse reconocidos.

 Y comenzaremos -por ser de actualidad-, con una Asociación integrada por médicos y estudiantes de Medicina, premiada recientemente por el DIARIO MEDICO como Mejor iniciativa legal, ética y deontologica , se trata de  "MEDICOS POR LA VIDA" cuya característica básica es la defensa de la Dignidad del ser humano independientemente de sus circunstancias, : sin distinguir si están dentro o fuera de su país.... o dentro o fuera de su madre, siendo estos, los más vulnerables.

Y también queremos reconocer a un compañero singularmente heroico, de esos que solo surgen en estas tierras ibéricas, con un idealismo sobrehumano e incombustible -por ser divino- y por ello traducido en acción. 
Se trata de alguien singular, mezcla de Don Quijote, Manolete, Marañón, El Cid, San Juan de la cruz y Manolo Escobar .... hablamos del Dr. Jesús Poveda.

Este extraordinario médico psiquiatra, clínico, profesor e investigador ha sido detenido en repetidas ocasiones, forzado y humillado, por defender a los más vulnerables: los no nacidos y sus madres y cumplir la regla numero uno de la Medicina universal: la defensa de la Dignidad humana. 
Todo ello en medio del silencio mediático, la incomprensión e indefensión de los teóricos representantes profesionales, o la persecución y estigmatización por parte del denominado "pensamiento único".

Desde aquí nuestro pequeño homenaje y reconocimiento al Dr. Jesús Poveda, sabiendo que quien verdaderamente solo premia , es Aquel que es verdaderamente Sobrehumano.


  Estas palabras de tres "obreros de la Verdad" son especialmente luminosas.
"Este hombre recto, pacifista que prefiere morir por la paz a conquistar la paz con la guerra, es casi siempre un medico.
.. El medico, en la guerra, es el único que no quiere matar, el único para quien no existe el enemigo, porque no hay enemigo capaz de esconderse dentro de un hermano"     


"El árbol es ya todo lo que vemos: el mástil recio de su tronco, las ramas, la flor breve y el sabroso fruto, desde antes de romper la costra del suelo..
 Pues de igual modo, la vida mortal de los seres humanos está en gran manera escrita, desde antes de nacer, en las entrañas maternas"..
Si la convivencia intima de unos meses con otro ser humano, cualquiera que este sea, deja en nosotros huellas que no se pueden borrar jamás, aun cuando nuestra conciencia lo olvide    
.. pensemos de que calidad y de que hondura serán los surcos que graba en nuestra anatomía y en nuestra alma la intimidad religiosa y ferviente con nuestra madre, durante el tiempo en que vivimos de la propia sangre suya...”

Gregorio Marañon 

 
 El aborto mata la paz del mundo...Es el peor enemigo de la paz, porque si una madre es capaz de destruir a su propio hijo, 
¿qué me impide matarte? ¿qué te impide matarme? 
Ya no queda ningún impedimento
Teresa de Calcuta
   
"Lo mas grave, desde el punto moral, que ha acontecido en el siglo XX, es la aceptación social del aborto provocado".

Julian Marias






sábado, 31 de diciembre de 2016

Gracias y Feliz año 2017

Con las nuevas tecnologías, han surgido  también numerosas formas de comunicación y  expresión  -a veces muy creativas-
Y  es por eso que aprovechamos,  para compartir este hermoso video recibido -como casi todo lo valioso: anónimo y por ello con la firma inequívoca de la generosidad-  
Una creación artística  que conlleva grandes dosis de Verdad, esperanza y belleza, y por ello reconocible para todos, aun para quienes no poseen el don de la Fe.

Aprovechamos esta nueva forma de comunicación,  para desear y desearnos a todos,  un Feliz y fecundo año 2017


martes, 6 de diciembre de 2016

La cruda y apasionada defensa de la Verdad , de Juan M. de Prada



Tal vez porque estamos en época de  muda, siembra y abono,  nos permitimos, una vez mas, hacernos eco de un articulo cruda y ferozmente apasionado,  contra la hipocresía, el resentimiento o la perversión humana, y por ello cargado de esperanza, escrito por nuestro admirado escritor Juan Manuel de Prada.

 









 Titulado  "Vuelve Gibson. "  (XLSEMANAL)


Si mañana resucitase Plutarco y se ofreciese a escribir mi biografía, sólo le pediría que escribiese de forma paralela la de Mel Gibson, un artista como la copa de un pino, un carca glorioso, un macho alfa sin parangón en el globo terráqueo, un genio desembridado y sufriente al que han intentado mil veces crucificar.
Pero Gibson cuenta con un Dios que sabe cómo salir de la tumba; y, aunque le lluevan ostias hasta en el carné de identidad, se levanta una y otra vez, viril y tumefacto, carcajeándose de todos los boquimuelles de la corrección política, meándose encima de todos los moderaditos de corazón duro y polla blanda que ponen el grito en el cielo cada vez que Gibson suelta una procacidad o un improperio. Va por vosotros este artículo, patulea.
Cuando ya parecía muerto y enterrado, vuelve Mel Gibson a la dirección con Hasta el último hombre (Hacksaw Ridge), una película que mientras escribo estas líneas aún no he visto; pero ni siquiera necesito verla para intuir (¡para saber!) que será grandiosa, porque Gibson guarda en el pecho la llama del arte, que ninguno de esos mequetrefes que lo detestan podrá apagar jamás. Mel Gibson está inspirado por Dios, alumbrado y calcinado por Dios; y aunque lo hayáis relegado al ostracismo, aunque lo hayáis metido en todas vuestras apestosas listas negras, aunque  hayáis conseguido que las masas cretinizadas abominen de su figura y lo tachen de machista, racista y no sé cuántas chuminadas más nunca podréis acallar su genio, que es como un magma ardiente que anega vuestra insignificancia de mingafrías, vuestra inepcia de eunucos que saben cómo se hace pero no pueden hacerlo.
Y Gibson, que sabe cómo se hace y puede hacerlo con la misma facilidad con que se tira un pedo, os va a golpear de nuevo con su arte hiperbólico de león rugiente que jamás podréis domesticar, con su desmesura épica y su arrogancia de cisne negro que levanta majestuoso el vuelo cuando ya creíais que lo habíais derrotado. Tendréis que inclinar vuestra testuz de bueyes capones ante la apoteosis de este toro salvaje que brama y embiste; tendréis que morderos los lagrimones de la rabia y la impotencia, mientras os coméis atildadamente vuestra ración de alfalfa posmoderna, mientras seguís escudriñando las cagarrutas del arte anémico, asténico y sistémico que habéis entronizado. Y veréis de nuevo el humo de las ofrendas de Gibson alzarse orgulloso hasta el cielo, como Caín veía el humo de las ofrendas de Abel, mientras os corroe la envidia.
Nunca pudisteis perdonarle que fuera un católico acérrimo, de los que rezan en latín y follan a chorro libre; nunca pudisteis soportar su versión salvaje de la Pasión de Cristo, cuyos fotogramas caían sobre vuestra alma lechuguina y bardaje como el agua bendita cae sobre la piel del poseso; nunca pudisteis tolerar que se atreviera a filmar una película tan aguerrida y desorbitada, tan crudamente humana, tan desvergonzadamente divina. ¡Estabais tan cómodos y satisfechos con ese catolicismo meapilas y sentimentaloide, almibarado y mansurrón, que predican los curas modositos!
Y justo cuando parecía que la batalla la teníais ganada llegó aquella película terrible, aquel insulto a vuestro humanismo sin Dios, aquel chafarrinón de sangre eucarística cayendo sobre vuestro traje de domingo sin misa. Pusisteis entonces a funcionar vuestra máquina de fango sobre aquel australiano integrista y macho; y como el australiano era, además, turbulento y asaltacamas, colérico y borrachuzo, conseguisteis convertirlo en un apestado ante los ojos del mundo, incluidos los ojos de muchos católicos puritanos que han olvidado que Dios se regocija llevando sobre sus hombros a la oveja descarriada que llora y pide perdón por sus pecados.
Pero mientras el apestado Gibson era escarnecido y vituperado, mientras caía por los despeñaderos del descrédito y la ignominia, mientras todos los cretinos del planeta arrojaban paletadas de tierra, escándalo y olvido sobre el maldito que había osado proferir tantas blasfemias contra la religión de la corrección política, Dios seguía inspirándolo, alumbrándolo, calcinándolo con su beso de amante y de padre. Y aquí lo tenéis de nuevo, raza de víboras, redimido en la sangre del Cordero y dispuesto a seguir aturdiéndoos con su arte sin parangón, su arte hiriente y montaraz como un látigo de fuego.

Y, además de estrenar película, Mel Gibson anuncia que está preparando una continuación de la Pasión, para celebrar que cree en un Dios que sabe salir de la tumba, y también sacar de ella a los apestados que el mundo entierra. Preparaos, patulea, porque vuelve Gibson, y os va a partir la jeta a pollazos