sábado, 30 de marzo de 2013

El tratamiento del dolor: ¿Que estamos haciendo bien, mal o muy mal ?





En la propia formulación de la pregunta, tal vez vaya implícita la respuesta, pues seria más correcto formularla: ¿Como tratamos al paciente "con dolor"? ; Y es que, aunque ambas expresiones parezcan lo mismo, son radicalmente diferentes.
En un caso enfocamos y tratamos un síntoma: el dolor, como si fuera una enfermedad y por ello descuidamos u obviamos lo básico y consustancial del proceso clínico: que es su componente etiológico y todo lo que hay alrededor del mismo, a veces de naturaleza compleja y multifactorial:
En el otro caso enfocamos al paciente de manera integral y singular, sabiendo que no hay enfermedades sino enfermos, o mas exactamente "enfermo" .

 A este respecto nos decía el maestro Marañón:
 “Los enigmas de la naturaleza no deben servirnos de pretexto para la indisciplina.
Todo enigma tiene un sentido y hay que buscarle hasta encontrarlo sin que las
excepciones desconcertantes nos induzcan a abandonar el campo recto

“El médico debe ser antes que experimentador, naturalista; para serlo, le basta ver
con ojos de investigador lo que la naturaleza en forma de dolor, le presenta”.

"La enfermedad no es sólo la inflamación o el deterioro de tal o cual órgano,
sino todo ese mundo de reacciones nerviosas del sujeto enfermo, que hace que
la misma úlcera de estómago, por ejemplo, sea una enfermedad completamente
distinta en un segador y en un profesor de Filosofía."

 ( Del libro La Medicina y nuestro tiempo)

Hoy en día, siguiendo una cierta dinamica social, se crean incluso flamantes “Unidades del dolor”, de la misma manera como que se podrían crear "Unidades de la fiebre o de la tos".

Se establecen asímismo diferentes tipos de dolores clasificados según distintos parámetros y es que, aunque algunos dolores tienen características mas singulares como los de naturaleza oncológica, pero debemos admitir que, como casi todas las clasificaciones clínicas en Medicina, no dejan de ser fronteras artificiales que a veces  ponemos los médicos para auto-convencernos y convencer que controlamos una realidad patológica, en gran parte desconocida.

Últimamente son varios los compañeros que han levantado la voz de alarma a través de sus blogs, sobre el tratamiento a pacientes con dolor,  tratamientos establecidos a menudo de manera  protocolaria, desproporcionada, y sin valorar demasiado la eficacia y los efectos secundarios de los fármacos analgésicos


Hemos de decir que desde nuestra optica profesional, somos contrarios en general, a la utilización  de determinados analgésicos "según en qué patologías", especialmente por vía parenteral, y mantenemos una gran reserva hacia el paso al tratamiento con opiáceos, por sus "daños colaterales".
Mas aun, por la constatación cientifica del papel preponderante de sistema limbico en la fisiopatología del dolor y por la observacion de que en muchos pacientes con dolor crónico existe -al margen de este y como factor único o asociado- un gran componente depresivo, adaptativo e incluso de identidad personal.
Ademas en no pocos pacientes con  “vocación y afición quirúrgica” (no solo personalidades famosas e institucionales) ya se trate de cirugía estética, ósea, protésica, etc.,  intuimos que en el fondo etiológico, también confluyen graves conflictos personales, familiares o sociales, incapaces de asumir desde la realidad y acompañados de cierto sentido o tendencia autolitica.

Por todo ello, el tratamiento del paciente con dolor, especialmente crónico, a nuestro juicio, debería ir -también y sobre todo- encaminado a su etiología ultima, y ello pasaría posiblemente por una mayor aceptación de las limitaciones humanas incluidas las propias, y por  un mayor apoyo social, familiar y profesional.

Y porque no reconocerlo: debemos decir sin complejos que en estos casos, como en otros, sin duda la religión y mas concretamente el Cristianismo son de indudable valor terapéutico y suponen un apoyo personal sólido: por su inquebrantable concepto de la Dignidad humana, por dar un sentido trascendente a la vida.., y por mostrar y demostrar la infinita misericordia de Dios.

sábado, 23 de marzo de 2013

La receta electronica por fin llega a Madrid: ¡ALELUYA!



En algunos centros de salud de Madrid ya se nos está enseñando su elaboración, uso y funcionamiento, para instalarse en las próximas semanas definitivamente, y como paso previo a su instauración general en toda la comunidad.
Se trata de un pequeño paso administrativo, pero intuimos que un gran paso de gigante para la atención primaria,  y en especial para los dos principales protagonistas del acto médico: el paciente, ganando tiempo, autonomía y calidad de vida, y el médico, facilitando la labor clínica y haciendo mas eficiente y fecundo el propio acto médico.

¿Pero quienes son los grandes perdedores?:  
Pues a priori, todos los sectores que se han beneficiado o se encontraban muy cómodos en la actual situación:  aquellos cuya labor principal hasta ahora, era el simple canje de cheques-descuento o cheques-regalo y que ahora deben asumir mas responsabilidades y tiempo,  y todo el mundo y submundo que se mueve alrededor de contratas-subcontratas de material informático: impresoras, papel, tonner de tintas, etc.

También los políticos, que les era muy cómodo tener a la masa social preocupada y ocupada en acudir a centros de salud, y de paso rebajar la función del médico a tareas de ordenanza, repartidor y  pasante de tikets-descuento.

Sorprende la facilidad de elaboración y la sencillez de su uso y manejo, comparado con el rompecabezas actual para hacer algunas recetas crónicas, lo que sugiere algún gol que se ha colado o  algún relajo en el habitual componente sádico de los creadores de estos software informáticos.

¿Porque no se ha instaurado antes, teniendo en cuenta que ya se anunc como inminente hace varios años, y ya lo está en otras regiones de España?  
Para comprenderlo, tal vez habría que enfocarse en los sectores que se encontraban o se encuentran cómodos con la actual situación.

 Pero en cualquier caso, lo cierto  es que la receta electrónica parece que llega para quedarse, y por eso entonamos un: ¡ALELUYA!

sábado, 16 de marzo de 2013

¿Que pasa cuando el médico de a. primaria NO tiene coche?



Se trata de una situación o circunstancia, que puede ocurrirnos a todos, y que nos permite descubrir una nueva perspectiva de nuestro trabajo y en general, de la sociedad.

Lo primero que se descubre y constata cuando no podemos disponer de nuestro vehículo particular, es que se trata de un instrumento mas de trabajo, pues permite visitar en sus domicilios a aquellos enfermos agudos o crónicos que no pueden o no deben acudir a la consulta, también sirve para adelantarse a los servicios de urgencias, a veces, previa llamada de estos -cual chico de los recados-, para valoración de patologías urgentes, y asimismo nos permite tambien disponer de la autonomía personal necesaria en un trabajo, en el que el tiempo, siempre es relativo.

Por otro lado, en estas circunstancias tenemos la oportunidad de volver a utilizar los medios de transporte publicos, lo que nos permite el gozo de diluirnos dentro de la masa social como unos currantes mas; 
Y no deja de llamarnos la atención algunas cosas paradojicas, como por ejemplo la gran tolerancia en general que existe, para soportar los retrasos de los vehículos (autobuses o trenes) al margen de las inclemencias del tiempo, en comparación con la intolerancia que hay cuando se tiene que esperar una demora de escasos minutos para ser atendidos por el médico, estando en este caso, sentados cómodamente en un centro climatizado y leyendo el periódico.

También llama la atención, ver como otros trabajadores de la administración  (hacienda,  educación, etc...) disponen de estacionamientos en sus trabajos o se reserva un espacio de la vía publica para sus vehículos, mientras los médicos de Centros de salud, sobre todo en Madrid, no disponen de ningún espacio de estacionamiento, y de hecho son multados por estacionar su vehículo (a pesar de ser medios o instrumentos de su trabajo).
Lo que supone un signo mas, del menosprecio y acoso institucional al que se ve sometido el médico de atención primaria, y asimismo una muestra mas, de la ausencia de responsabilidad de los supuestos gestores del sistema sanitario, que deberían procurar los medios adecuados para el desarrollo del trabajo del médico, pues se trata de un servicio publico esencial y prioritario al de recogida de impuestos municipales... si bien es verdad, que estos permiten el mantenimiento de la casta política, de donde surgen dactilarmente sus puestos directivos.

Se tiene tambien a veces la sensación, de que mientras unos creemos que trabajamos para mejorar esta sociedad y tratamos de arreglar o aliviar los problemas de las demás personas, constatamos que otra  parte de la sociedad  parece  remar en dirección contraria o frenarla pasivamente: talleres de coches que tardan mas de un mes en arreglar unos golpes de parachoques, seguros con cláusulas-trampa abusivas para no asumir los gastos de las reparaciones, etc...
Y mientras tanto: la maquinaria impositiva del nuevo estado feudal de la aristocracia política, prosigue el desfalco de las clases medias y bajas.

Hemos de decir que en estas circunstancias también se manifiestan facetas positivas en nuestro trabajo y en la sociedad: ejemplos de generosidad  y compañerismo.
Y también se descubre "el efecto terapéutico" que parece ejercer el hecho de carecer de coche:  muchos avisos a domicilio de pacientes que decían no poder acudir al centro de salud, por encontrarse mal y carecer de medios de transporte,  pero al referirles que el medico no dispone de coche, mágicamente se presentan al poco tiempo, traídos por algún familiar y muy mejorados respecto a como decían sentirse. 

Pero cuando carecemos de coche, una vez mas, nos acordamos de tantos admirados y ejemplares compañeros, que por sus circunstancias personales de salud, etc, no pueden conducir;
Como también de aquel compañero joven, que después de acudir a pasar consulta varios días y atender a cientos de pacientes, además de ir a visitar a enfermos en sus domicilios, recibió varias multas por aparcar, las cuales suponian un coste superior a lo que ingresó por su trabajo de suplente, por lo que literalmente le salio su trabajo en deuda personal. 

Lamentablemente vivió una cruda realidad: la indefensión juridica y laboral del médico de atención primaria en España.