Tal vez no sean muy conocidos y reconocidos socialmente, en su verdadera trascendencia, los cambios que acontecen en la mujer durante su etapa climatérica.
Nos referimos a los cambios hormonales, neuropsíquicos y físicos, con sus manifestaciones personales, familiares, sociales e históricas.
Se trata de ese momento crítico en la vida de la mujer alrededor de la menopausia, que la hace ser esclava -aun más- de su naturaleza, durante la cual se produce esa explosión hormonal, no menor que la que acontece en la pubertad, y con mayor trascendencia debido a sus enormes repercusiones personales y sociales.
Incrementándose su labilidad, sensibilidad, y ansiedad, con una mayor actividad, desinhibición, incremento de la libido, etc.
Todo este cambio suele acontecer dentro de un contexto familiar "traumatico" en el que los hijos se independizan y se presenta el "sindrome del nido vacio", y socialmente tambien se induce a la visión, culturalmente errada, de un horizonte vital desierto... cuando lo que tiene frente a sí la mujer en esa etapa vital, es el mar abierto de la madurez, con su horizonte ilimitado de serenidad, belleza y vida.
El conocimiento de este hecho de la propia naturaleza humana, tal vez podría prevenir en cierta medida algunas rupturas matrimoniales, sobre todo aquellas que acontecen en el otoño conyugal.
Mediante el sagrado medicamento de la comprensión, tal vez se podria atajar esa plaga de separaciones que afectan a la familia (columna principal del ser humano), con su rastro de sufrimiento y destrucción, que es transmitido también, por metástasis, a hijos y abuelos.
“El vivir cotidiano ha ido dando a los efectos del hogar un tinte prosaico en el que, súbitamente, no cabe la riqueza sentimental de los sentimientos crepusculares de la mujer, sensibilizada por la exquisita emotividad climatérica.
Agudizada en su aptitud sexual, llena de la nostalgia del fin de su posible vida amorosa, y al mismo tiempo, inadvertida o desdeñada por el hombre, que ha agotado ya su curiosidad monogámica y, tal vez, se halla distraído por el pleno apogeo de su actividad social.
Y la mujer, entonces, busca entre el terreno lleno del eterno prestigio de la aventura una pasión nueva que colme su incomprendida inquietud.
En esta explicación encontraremos la causa de la mayor parte de esas rupturas de la paz conyugal que con frecuencia nos sorprenden en mujeres hasta entonces aparentemente -y aun afectivamente- felices.
Creemos que en este “romanticismo tardío” está la piedra en que con mayor frecuencia tropieza la mujer en “la edad peligrosa” .