Tal vez seria mas exacto titularlo: "Como defenderse de los dueños peligrosos, de perros potencialmente peligrosos".
Y es que, en todos los lugares existen algunos personajes especialmente detestables por su componente antisocial, se trata de esos dueños de perros ( principalmente de razas denominadas “peligrosas”) que los dejan sueltos generalmente en parques infantiles y en las calles, y disfrutan dando rienda suelta a su resentimiento social al poder amedrentar a niños y ciudadanos en general.
Y lo hacen con la misma ostentación con la que el asesino exhibe sus armas de fuego, a sabiendas de la impunidad social que a menudo les ampara.
A pesar de que existen leyes taxativas que lo prohíben, y que su observación y cumplimiento compete a las autoridades municipales, pero los ayuntamientos -con la consabida alergia a la responsabilidad de los políticos- están mas atentas a todo lo que conlleva facilidad e inmediatez recaudatoria (como ticket de aparcamiento, etc) que a estos temas de seguridad publica y compromiso social.
Los médicos de cabecera, desde nuestra privilegiada posición de observadores y testigos de la realidad social, tenemos a menudo, que tratar a pacientes que han sufrido ataques de perros.
Pero también a veces, como hace pocos días, tratamos con buenos conocedores de los animales, como el caso de un paciente que es adiestrador de perros, y que como todos los verdaderos amantes de los animales insisten en la necesidad de su vigilancia y control, y de llevarlos amarrados en lugares públicos.
Le pregunte:
¿Como se puede defender uno, de los perros si te atacan?
Y el, desde esa complicidad íntima y singular que surge de la relación medico-paciente me respondió:
“Lo mejor, doctor, es echarles agua en los ojos, y si es con algún ruido extraño mejor aun”
¿Como se puede defender uno, de los perros si te atacan?
Y el, desde esa complicidad íntima y singular que surge de la relación medico-paciente me respondió:
“Lo mejor, doctor, es echarles agua en los ojos, y si es con algún ruido extraño mejor aun”
“Por ejemplo con esas
botellitas agua mineral que utilizan los niños y que tienen tapón por donde
sale chorro fino… si, de esas.
(Luego recordé que en las peleas entre perros, se acostumbra a echarles cubos de agua para separarles).
La verdad es que no he podido probarlo y comprobarlo -afortunadamente-,
pero debemos confesar que desde entonces paseamos mas tranquilos con la familia,
sin olvidar otras medidas lógicas y razonables.