sábado, 10 de junio de 2017

Ignacio Echeverria: "Los valores universales del español"


                    

Hemos expresado repetidamente -no sin dolor-, la enfermedad social que padece España, y Europa o resto del mundo en general, que describiremos más detalladamente  en sucesivas entradas, y que podríamos denominar sintacticamente como "globalismo"

Pero también hemos mantenido siempre la esperanza en nuestro pais, sobre todo porque -tal vez por ser médicos - conocemos mejor que nadie la calidad humana o moral de nuestro pueblo sin duda relacionada también con su profunda raíz cristiana  -aunque a veces no visible-, pero por ello no tan fácil de destruir.
No olvidamos que estamos en la patria de Santa Teresa , San Juan de la Cruz, Cervantes, Marañon, Martin Descalzo, etc, y tantos héroes, santos  y mártires.., y la nación que protagonizó como colectivo, posiblemente las azañas mas trascendentes de la humanidad, entre otras: evangelizando -mas que conquistando- casi la mitad del mundo.

Y un ejemplo mas de esa calidad humana, que viene a reforzarnos en nuestro convencimiento, es el de Ignacio Echeverría, que murió, apuñalado por la espalda -que es la rúbrica de los cobardes- por defender la vida de una mujer indefensa que estaba siendo atacada y asimismo apuñalada por tres "hombres desalmados", en los recientes atentados terroristas de Londres.
Todo indica, por la trayectoria y personalidad de Ignacio -con profundas convicciónes religiosas y morales- que no fue un acto reflejo y alocado sino guiado por la generosidad y humanidad, y por ello profundamente heroico pues el primer acto reflejo es el miedo y la huida, más aun en las circunstancias actuales. 

Ante la pregunta: ¿Por que?  La respuesta es compleja pero parece evidente que Europa  tiene un grave problema de "inmunidad"  al haber perdido los valores morales cristianos que forjaron el continente, y por ello está indefenso ante cualquier ataque o agresión, respondiendo, como corresponde a esta situación, con un evidente "Sindrome de Estocolmo".
Por otro lado no hay que olvidar que estamos inmersos en un proceso globalizado de ingeniería social que no ha surgido por generación espontánea, sino que está gestado por Organizaciones supranacionales fuertemente ideologizadas: lo que se ha dado en llamar: NOM  (Nuevo orden mundial).
Exponemos estas luminosas palabras de nuestro maestro Marañón, y escogemos también algunos artículos asimismo clarividentes y profundos,  que circulan por las redes :
Gregorio Marañón:

“Acaso por ser médico, por haber visto a miles y miles de españoles en la profunda autenticidad que da el sufrir, tengo de la humanidad ibérica una idea mucho más alta y entrañable que la que nos enseña el artificio de la vida social  y la espuma de ese artificio que recogen las crónicas. 
En este conocimiento fundo mi inquebrantable optimismo en el porvenir de España”.
De su discurso de recepción a la Academia de la Historia . Madrid,1936.

"El pueblo español, tantas veces diagnosticado de paralítico  y colapsado y precisamente, por lo común, en vísperas de sus etapas mas fecundas-,ha sido ahora también juzgado en trance de morir por los clínicos mas competentes de nuestra política.
 Pero estos clínicos sociales se equivocan ,¡ay !,todavía más que nosotros, los que tomamos el pulso a los hombres enfermos....Y olvidan que la forma máxima de vitalidad en biología es la resistencia. 
“España es como es. Y es un error continuar en querer vestirla con patrones de fuera.. La tradición en pueblos de nuestra raza no es ancla sino motor."
Del ensayo: El padre Feijoo.


O este otro anonimo, que circula por las redes : 

 Quizas él era Quijote...
Tal vez, Ignacio Echeverría no haya leído el Quijote. Es posible. Y también es posible que ahora esté en un lugar mejor en el que, entre salto y salto con su monopatín, saque un rato para leer o releer las aventuras y desventuras de ese "hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor".

Puede que muriese sin saberlo, pero Ignacio era El Quijote.
Quijote se enfrentó a los molinos, a quienes creía gigantes, no porque creyese que fuese a vencerles. No, lo hizo porque creía que tenía que hacerlo. Aquellas moles eran un peligro y él, aguerrido caballero, debía lanzarse a una batalla perdida de antemano. Eso era él.
Ignacio, monopatín en mano, se lanzó, en tierra tan ajena como "la pérfida Albión", a luchar contra un molino que era en realidad un cobarde barbudo de los de cuchillo en mano y sangre en la mirada. Y no le importó.
Es probable que, mientras corría hacia aquel miserable con su trozo de madera en la mano le diese tiempo a pensar en la locura que estaba cometiendo, pero los Quijotes, que son héroes, no saben detenerse.
Descansa en paz en el Reino de los justos. El mundo sería un lugar mejor con más Ignacios.
"Cambiar el mundo, amigo Sancho, que no es locura ni utopía...¡sino justicia!"


O este otro, mas político, de Carlos Esteban, en la Gaceta: 
"Ignacio Echeverría: Un español valiente para un gobierno cobarde" ... "El valiente, como recordaba William Shakespeare, muere una vez, pero el cobarde lo hace muchas veces. El día de los atentados la vergonzosa policía británica distribuyó un cartel con tres consejos:
 "Escóndete. Huye. Llama". Echeverría decidió hacer lo contrario. Y Europa debería tomar ejemplo con urgencia.. 

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