sábado, 26 de enero de 2013

La "prueba del algodón" para reconocer a un buen médico



Dr. Gregorio Marañón junto al  Dr. Jimenez Diaz
Existen muchos medios para poder reconocer a un buen médico, pero quizás hay uno, especialmente significativo pues permite valorar desde dentro, la cualidad vocacional  -y por consiguiente también la calidad profesional- de un médico, y este es sin duda: su grado de compañerismo.
Y mas especialmente cuando se dirige hacia médicos ya jubilados -que lo han dado todo-  o hacia aquellos que son promesa de futuro: los jóvenes estudiantes de Medicina.

Y es que, a través del compañerismo se expresan multitud de valores y variables personales, profesionales y sociales.
 
Podríamos definir al "compañerismo: como el fraternal sentimiento de amistad que surge espontáneo, hacia quien comparte el mismo camino y destino: la dignidad humana,  y hacia quien sostiene el mismo peso: el de la responsabilidad".

Por ello cuando falta, habría que pensar que algo esta fallando, de manera ocasional o permanente, en cualquier punto o fase del proceso vital de ser médico.

Si bien es cierto, que como todas las conductas humanas, pueden estar sometidas a numerosas condicionantes, por ejemplo no es lo mismo mostrar y demostrar compañerismo atendiendo a un colega, después de ver a mas de 60 pacientes disponiendo de 5 minutos cada uno,  que  después de ver a 5 pacientes disponiendo de 60 minutos para cada uno.

Pero en cualquier caso, también puede servir para retratar condiciones sociolaborales de sobrecarga asistencial y acoso laboral, que conllevan a la despersonalización del médico. 

Afortunadamente parece alejarse la época (coincidente con la colectivización del médico y la consiguiente dilución de la responsabilidad personal "se diluye como la tinta en el mar") en la cual, en algunos Centros de salud,  a los suplentes se les endosaba (como en las "novatadas") las tareas mas engorrosas y laboriosas, sobrecargandoles con las urgencias o avisos domiciliarios de todos los demás "veteranos".

También habría que hacer diagnostico diferencial con otras dos conductas atipicas :
 - Una, es la distancia terapéutica defensiva simbolizada con la barrera del "usted", que establecen algunos compañeros cuando se hallan sometidos a una situación de gran estress en los servicios de urgencias.
- Otra, es la derivación patológica del consustancial espíritu de sacrificio del médico, hacia el masoquismo, sentimiento autodestructivo que padecen y parecen querer compartir tambien con " fraternal compañerismo" con sus otros colegas.

Debemos confesar que una de las cosas que resultan mas dolorosas, como médicos, es sentir en cualquier circunstancia personal o familiar, esa ausencia de compañerismo por parte de algún colega, situación que es vivida casi siempre como una herida o desgarro profesional.
 Aunque dada la época que nos ha tocado vivir, tal vez todos llevemos en este sentido, algunas "heridas de guerra" -que al poco ya se hicieron cicatrices-.

Pero también debemos admitir que una de las mayores satisfacciones y compensaciones profesionales que tenemos como médicos, es poder sentir y compartir ese compañerismo;
Un valor o sentimiento que resulta siempre fecundo... tal vez  por ser eterno y universal.
A este respecto, recordamos lo que ya dijimos una vez:
"No existen fronteras para el médico: su pasaporte es universal, carece de caducidad y tiene una sola nacionalidad: la Humanidad".

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